Hace unos días, el Banco de España publicó la deuda de las Administraciones Públicas según el protocolo de déficit excesivo. La deuda conjunta de España se elevó a cierre del pasado año a 1,428 billones de euros, una cifra un 18,7% superior al valor, a precios del mercado, del Producto Interior Bruto. Son 81.979 millones más que a cierre del ejercicio anterior y nada menos que 238.924 millones más que en diciembre de 2019, cuando la Covid ni siquiera era una amenaza latente.
La política orquestada por el Banco Central Europeo desde la crisis financiera internacional de 2008 ha transformado la QE (“quantitative easing”) de una herramienta excepcional de política monetaria en un mecanismo de intervención permanente, como se asegura desde XTB. Los bancos centrales han creado dinero de la nada en estos últimos años y lo han utilizado para comprar prácticamente toda la deuda que han emitido gobiernos y empresas de la eurozona, con el fin de mantener lo más bajo posible el coste de financiación.
Pero las cosas han empezado a cambiar y de una forma excesivamente rápida. La inflación se ha desatado en los últimos meses, hacia tasas desconocidas desde hace veinte años, y las autoridades políticas, más entretenidas en el tablero político internacional por un lado, y en el doméstico por la incapacidad de Gobierno y oposición, no aciertan a dar con la solución más adecuada para impulsar la economía.
Así las cosas, y sin hacer el más mínimo ruido, los tipos de interés de la deuda española han iniciado una escalada que, de mantenerse la situación de incertidumbre actual, puede traer graves consecuencias en un país con la deuda por las nubes. El bono a 10 años, que circuló el último año y medio en el entorno del 0,5%, cotiza ya por encima del 1,21% y ha llegado a superar el 1,25%. De momento no es más que un aviso, pero en un país con 1,234 billones de euros en valores representativos de deuda (el resto hasta 1,427 billones son préstamos), una mínima variación del tipo de interés puede suponer un elevado extracoste en el servicio de la deuda.
De acuerdo con los Presupuestos Generales del Estado para este año, el servicio de la deuda, los intereses que España pagará por la financiación, ascenderán a 29.500 millones de euros. La vida media de la deuda española está situada entre los 8,2 y 8,4 años y el tipo de interés medio, en el 1,66%. Un incremento de un punto porcentual del coste de la deuda puede suponer al Estado un gasto adicional de 12.300 millones de euros. La prima de riesgo, que hace tan solo un mes estaba en 68, ha vuelto a alcanzar los 100 puntos básicos.
Las actuales condiciones de financiación del Banco Central Europeo y, en general de los bancos centrales de los países desarrollados, solo se pueden mantener cuando la inflación está controlada y en ningún caso supera el objetivo que le fue marcado al BCE en el momento de su creación: el 2%.
La inflación internual en la Eurozona en enero fue del 5,1%, según los últimos datos de Eurostat. Es una décima más que en diciembre y 2,1 puntos porcentuales más que en agosto. En España, la situación es muy similar. El IPC de enero cerró con una subida de los precios del 6,1%, algo más moderada que en diciembre, pero que puede ser un mero espejismo. En julio del pasado año, hace exactamente seis meses, estaba en el 2,9%.
Cotización de la deuda
El Bono español a diez años, el que sirve de referencia en los mercados internacionales, ha subido 70 puntos básicos desde el cierre del pasado año: del 0,55% al actual 1,25%. La anterior vez que estuvo por encima del 1%, salvo un momento puntual hace dos semanas, fue el 30 de agosto de 2019. El bono a cinco años cotiza en el 0,66%, cuando en diciembre estaba en terreno negativo en el que ha permanecido desde mayo de 2020. El bono a tres años ha vuelto a intereses positivos después de dos años “cobrando” por su compra. Su rentabilidad hoy es mínima, del 0,05%, pero en diciembre de 2020 era del -0,603%.
En la última subasta de obligaciones del Estado a diez años, el Tesoro Público adjudicó el jueves pasado 2.138 millones de euros a un tipo de interés marginal de 1,245%. La demanda alcanzó los 3.244 millones de euros. En bonos a cinco años, adjudicó 2.391 millones (las peticiones alcanzaron los 3.612 millones) a un tipo marginal (el que se paga por el último euro que se coloca en el mercado) del 0,597%.
Según XTB, uno de los principales “brokers “que operan en España, parece más que posible que si la inflación continúa en niveles altos, lo bancos centrales se vean obligados a retirar anticipadamente los estímulos (la barra libre de dinero) y que eso provoque un “cambio en el sentimiento de los inversores y un incremento de la prima de riesgo. Cuando se encarezca el coste del dinero y se restrinja la liquidez del sistema llegarán los efectos en cascada.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación