El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, lanzó el lunes un mensaje claro: Europa necesita subidas salariales. Y solo unas horas después el Banco de España reconoció que la situación del mercado laboral español no es tan boyante como muestran los indicadores. Empleo se está creando, como se aprecia en las estadísticas oficiales, el problema es la calidad de ese nuevo trabajo.
Según un estudio reciente de la Fundación de Cajas de Ahorro (Funcas), los sueldos de los nuevos contratos de 2015 eran un 12% más bajos que los nuevos contratos que se firmaban antes de la crisis. Esto significa que empleos similares en responsabilidad, características e incluso en la misma empresa se pagan ahora mucho peor que en 2008.
Para llegar a esa cifra, Funcas compara el salario-día de los nuevos contratos firmados en 2008 y 2015. Y hace otro ejercicio que arroja un resultado aún más dramático: cuando se tiene en cuenta la ganancia anual de esos trabajadores se ve que los sueldos de 2015 eran un 22,6% más bajos que los de 2008. ¿Cómo puede ocurrir algo así? La clave está en el auge del empleo a tiempo parcial.
Los trabajadores dedican menos horas al trabajo al año de las que dedicaban en 2008 y eso se nota en sus sueldos
Lo ha dicho también esta semana el director general de Economía y Estadística del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, que reconoció que gran parte del nuevo empleo que se está creando en la salida de la crisis es a tiempo parcial involuntario. ¿Qué quiere decir esto? Que los trabajadores querrían trabajar más y ganar más dinero por ello, pero no pueden acceder a otro tipo de empleos.
¿Y qué consecuencias tiene? Pues sencillamente hace que los nuevos empleados tengan que dedicar menos horas al trabajo al año de las que dedicaban en 2008. Pero no porque no quieran trabajar más o porque prefieran trabajar de esta manera, sino porque no encuentran un trabajo mejor. Y el menor número de días trabajados implica ya por sí solo una reducción de los ingresos anuales en el empleo principal de un 13%.
Las cifras son aún más dramáticas si ponemos el foco en los menores de 26 años. Todos los jóvenes que encontraron su primer empleo en 2015 cobraron un 14% menos que en 2008. Una vez más, la diferencia se explica por por la devaluación salarial del puesto de trabajo en sí y el efecto de los contratos a tiempo parcial. Si tenemos en cuenta los ingresos por año, el desfase llega al 33%.
Mejoras colaterales
Por eso, podemos decir sin equivocarnos que el mercado laboral se está recuperando poco a poco de la crisis, pero no se puede ser tan contundente al hablar de la calidad del empleo que se está creando. Esto se debe a las reformas laborales implementadas en España, que curiosamente han sido muy aplaudidas por algunos organismos -como el BCE- que hoy reclaman estos aumentos de salarios. Y es que la inflación no acaba de recuperarse y Europa, según sus palabras, necesita subidas de sueldo.
Algunos expertos aseguran que la mejora de los sueldos en España podría beneficiar también al maltrecho sistema de pensiones al elevar las cotizaciones que pagan mes a mes los trabajadores. También mejorarían los ingresos del Estado por IRPF y darían un impulso a la recaudación de IVA e Impuestos Especiales al empujar el consumo.
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