Hace años, las máquinas expendedoras entregaban la cajetilla de tabaco al fiel fumador con una entrañable voz que decía "su tabaco, gracias". Poco después, les robaron aquella autonomía casi personal y obligaron a que un atento camarero autorizase el uso de la máquina apretando el botón de un mando a distancia. A continuación, prohibieron la publicidad para hacerlas cada vez menos atractivas. Este lunes 50.000 de las 150.000 expendedoras que existen en España comienzan una huelga que durará toda esta semana, lo que supone el primer paro de estas características en la historia del sector. ¿Pero cómo han llegado a esta situación?
Sus casi 20.000 propietarios protestan de esta forma contra las sanciones impuestas por el Comisionado de Mercado de Tabacos, dependiente del Ministerio de Hacienda, por los contratos que los dueños firmaron con las compañías tabaqueras para facilitarles información sobre los datos de consumo de los fumadores. Los dueños de las máquinas creen que 40.000 de estos aparatos están en riesgo de desaparecer.
El Comisionado de Mercado de Tabacos multa con hasta 120.000€ por contratos de 500 euros con las compañías tabaqueras
La Asociación Española de Puntos de Venta con Recargo (Aepvr) denuncia que "desde enero de 2016, el Comisionado de Mercado de Tabacos ha abierto expedientes sancionadores a las empresas dedicadas a la instalación en depósito de máquinas expendedoras". Según la asociación, estas empresas estarían "sumidas en una muerte lenta y agonizante, al encontrarse con multas de hasta 120.000 euros por contratos con las compañías tabaqueras, que ascendían a 500 euros". En concreto, la drástica medida que afectará a las máquinas de los bares, quioscos y gasolineras -no a los estancos- puede suponer, según sus cálculos un descenso en las ventas de casi seis millones de cajetillas a la semana. Los asociados critican la elevada cuantía de las multas en relación a los beneficios que suponen estos aparatos para sus propietarios.
El Comisionado de Mercado de Tabacos argumenta por su parte que los contratos que los propietarios firman con las tabaqueras para facilitarles información sobre las ventas perjudica a la competencia, pues se favorece a unas marcas frente a otras. El CMT ha sancionado a este año a las multinacionales tabaqueras Altadis, Phillip Morris, British American Tobacco y Japan Tobacco International con multas de hasta 300.000 euros a cada una por publicitarse de manera irregular en los estancos. El regulador habría detectado que los fabricantes estaban pagando a estancos y minoristas para que sus marcas tuvieran una mejor posición en las máquinas expendedoras y estantes, a pesar de que la legislación española obliga a mantener un principio de neutralidad.
Sin embargo, desde la Aepvr defienden que "no se trata de acuerdos de publicidad sino de venta de información" y remarcan la legalidad de esta práctica. "No entendemos que el presidente del Comisionado de Mercado de Tabacos, Juan Luis Nieto, tras varias cartas que le hemos enviado para negociar un marco jurídico idóneo de legitimidad a nuestros negocios no haya querido atender nuestras peticiones", explican. De esta forma advierten de que los paros se repetirán una semana cada mes hasta que el CMT escuche sus reivindicaciones.
una gran presión fiscal
El tabaco es el producto que más impuestos especiales tiene en España. En 1990 un paquete de cigarrillos costaba al cambio unos 0,61 euros, mientras que el coste medio se situaba en 2014 en los 4,37 euros. La constante subida de la fiscalidad del tabaco ha multiplicado por 7,14 veces, el coste medio de la cajetilla de cigarrillos en los últimos 25 años, lo que equivale a una subida del 614%, según se desprende de un informe de Analistas Financieros Internacionales (AFI) para Adelta, la Asociación Empresarial del Tabaco, que agrupa a la mayoría de las empresas fabricantes de labores del tabaco que operan en España.
"En la actualidad, el tabaco es el bien de consumo más gravado del mercado, como consecuencia del impuesto especial al que está sujeto. En concreto, el 77% del precio de venta al público del tabaco equivale a impuestos –porcentaje que sube a casi el 80% en el caso de los cigarrillos, la categoría más vendida-, frente al 47% de los hidrocarburos o el 43% del alcohol", aseguran.