El impuesto conocido como 'tasa Google', que gravará determinados servicios digitales en España como los que prestan compañías como Amazon o Cabify, tiene el objetivo de hacer tributar a grandes multinacionales tecnológicas, pero en realidad perjudicará a las pequeñas y medianas empresas (pymes) y empeorará la productividad del país.
Lo advierten los expertos en fiscalidad reunidos por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), quienes explican que el fin último de este tributo -que quiso implantar el exministro de Hacienda con el Gobierno del PP, Cristóbal Montoro, y que ahora lleva también en su programa de Gobierno Pedro Sánchez- es gravar la actividad de corporaciones multinacionales con una facturación mundial superior a los 750 millones de euros, pero estas compañías no se verán perjudicadas en absoluto porque trasladarán el impuesto a costes.
Es un efecto dominó, que desencadena una serie de consecuencias que acaban por destruir la productividad del tejido empresarial español, explican los economistas. Este impuesto gravará actividades como la publicidad online, la intermediación en el comercio online o la venta de datos.
En el caso de la intermediación, hay que tener en cuenta que esta tasa no afectará a grandes compañías como Inditex, por ejemplo, con músculo financiero suficiente para montar su propio comercio electrónico, sino que dañará a los comercios pequeños que recurren a Amazon para poder vender sus productos por Internet y llegar así a otros mercados.
"Las plataformas de comercio electrónico son las que permiten a una zapatería valenciana vender sus zapatos en cualquier parte del mundo y ofrecer al consumidor un servicio de atención al cliente en cualquier idioma", explica Jordi Esteve Bargués, director de la consultora PwC.
652 millones menos de beneficios
En verdad, el consumidor también se beneficia de poder comprar en este tipo de portales, ya que al haber más oferta y variedad, encuentra mejores precios.
Si el Gobierno español obliga a Amazon, por ejemplo, a pagar un impuesto por la venta de productos de pymes españolas, al ser un tributo que sólo existiría de momento en España, los economistas prevén que la compañía subiría el precio a esas pymes a cambio de distribuir sus productos, para evitar así que aumenten sus costes.
Es de esperar, por tanto, que Amazon traslade la subida de costes al zapatero con un incremento de las tarifas, y éste actuará en consecuencia: asumirá parte de ese aumento de costes (con lo que ganará menos) y también aumentará un poco el precio de sus zapatos, con lo de que esta manera trasladará el impuesto al consumidor.
Al subir de precio el producto, habrá consumidores que dejen de comprarlo y caerán las ventas del zapatero, que no sólo gana menos por lo que vende sino que además vende menos. El experto de PwC calcula que las pequeñas y medianas empresas podrían ganar hasta 652 millones de euros menos al año cuando entre en vigor este impuesto.
Pérdida de competitividad frente a otros países
Además de disuadir a las pymes que venden por estas plataformas, la 'tasa Google' podría desincentivar a plataformas internacionales que todavía no han entrado en el país a empezar a vender aquí, ya que entre otros problemas se tendrían que enfrentar a una importante carga burocrática.
Una empresa que por ejemplo esté basada en Singapur se vería obligada a presentar en España una declaración trimestral cumplimentada en español"
Al tener que vender sus productos más caros, las pymes perderían competitividad en comparación con las pymes de otros países. El cliente que compraba zapatos valencianos por Amazon y que ahora tiene que pagar más por ellos, a lo mejor decide comprárselos a una zapatería de Portugal que mantiene su precio.
"Un palo en la rueda" de la digitalización
Al perderse competitividad, caer las ventas y los beneficios de empresas, y desincentivarse su digitalización, emprendimiento e inversión en I+D+i, la productividad de la economía española (la relación entre lo que consigue producir y los recursos que invierte para producirlo) se desacelerará.
Con esta tasa "frenamos el desarrollo de empresas no digitalizadas, les estamos poniendo un palo en la rueda. La menor digitalización de las pymes redundará en menos productividad, menos emprendimiento, menos I+D+i y más brecha de productividad de España con Europa", lamenta el director de PwC.
Para evitar que se produzca este daño en el tejido empresarial español, David López Pombo, socio del despacho Uría, defiende que "debería haber una solución global, pero si no la hay en 2020 la Unión Europea afrontará este tipo de medidas. Las medidas unilaterales son errores", apunta.
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