Es considerado como uno de los grandes ejecutivos de la industria del automóvil, pero también reconocido por sus agresivas políticas de contención de gastos que, en los últimos meses, ha llevado a numerosos ajustes de plantilla en todo el mundo.
Y es que el máximo directivo de Stellantis, que inició su carrera profesional en los años ’80 en Renault y luego en Nissan, se sumó en 2014 a las filas del entonces Grupo PSA, llegando al más alto cargo años más tarde tomando en 2021 el liderazgo del nuevo grupo Stellantis, unión de los Grupos FCA y PSA y siendo uno de los principales responsables de la fusión.
Y en todos sus años al frente de estos grandes grupos automovilísticos, Tavares siempre ha sido conocido por su estrictos planes de ajustes económicos, siendo el ahorro casi una obsesión, y ha llevado a Stellantis a conseguir grandes márgenes de beneficios en un grupo que está conformado por 14 marcas diferentes y que ya se ha situado como el cuarto mayor fabricante del mundo tras Volkswagen, Toyota y Mercedes-Benz.
Unos resultados económicos sin duda exitosos a costa de una política de ahorro muy agresiva que ha llevado a aumentar aún más sus ya elevados emolumentos. Así, los accionistas del Grupo Stellantis han dado el visto bueno a un paquete de remuneración de 36,5 millones de euros del ejercicio 2023, convirtiéndose en el directivo mejor pagado del sector de la automoción.
En concreto, el 70% de los accionistas del grupo votaron a favor de subir el sueldo del directivo en la junta de accionistas, que supone casi un 60% más respecto a los 23,4 millones que ganó en 2022, incluyendo un nuevo incentivo por valor de 10 millones de euros vinculado al cumplimiento de los objetivos de electrificación y software, en un momento en que Stellantis está siendo objeto de mayor escrutinio en países como Italia y Estados Unidos debido a los recortes de plantilla.
Este respaldo al paquete retributivo de Tavares llega después de que los accionistas rechazaron el plan de remuneración del directivo correspondiente a 2021 en una votación no vinculante tras la oposición de accionistas galos. Por contra, el año pasado votaron un 80% a favor de la retribución de 2022.
Controversia en Italia por los ajustes
En Italia, el grupo surgido de la fusión de los grupos italo-estadounidense Fiat Chrysler y el francés Groupe PSA, ha estado sumido durante semanas en una controversia con el Gobierno de la primera ministra, Giorgia Meloni, sobre los planes para reducir la plantilla y trasladar la producción de vehículos eléctricos a países que tienen menores costes de producción, como Polonia.
Stellantis y otros fabricantes de automóviles para el mercado masivo, incluidos Renault y Volkswagen, están encontrando dificultades para fabricar vehículos eléctricos asequibles de manera rentable, lo cual es crucial para competir con rivales chinos y evitar la desaceleración en la implantación de vehículos eléctricos.
La semana pasada, miles de italianos se unieron a los trabajadores en huelga cerca de la base del fabricante de automóviles en el norte del país transalpino. Stellantis apunta a una reducción de su fuerza laboral en Italia en un 8%, o aproximadamente 3.700 puestos de trabajo, según el sindicato Fiom.
En Estados Unidos, la empresa ha iniciado el despido de miles de empleados suplementarios en Detroit, Toledo y Ohio, y está eliminando más puestos en Francia, según los comunicados de los sindicatos locales.
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