El teletrabajo, una fórmula casi desconocida de relación laboral para los españoles antes de la irrupción de la pandemia, en el primer trimestre de 2020, vino para quedarse, según la mayor parte de los expertos económicos de todos los rincones del mundo. El ahorro de tiempo que suponía no tener que desplazarse al lugar de trabajo (más de hora y media en ciudades de países como China o Japón, y alrededor de una hora, como media, en las grandes ciudades españoles), así como la posibilidad de conciliar vida personal y profesional hicieron de esta modalidad, obligada entonces por las circunstancias excepcionales, el paraíso de la vinculación entre empresarios y trabajadores.
Pero no todos los trabajadores de todos países y de todas las culturas tienen los mismos grados de responsabilidad ni de implicación cuando no están delante sus superiores jerárquicos. Hay un viejo refrán español que asegura que “el ojo de amo engorda el caballo”, (“el ojo del amo engorda el ganado”, en algunas regiones); una fase proverbial, transmitida de abuelos a nietos, que asegura que el dueño o el encargado de llevar un negocio, sea cual sea este, debe estar muy pendiente de él para que funcione adecuadamente.
En España, a cierre del primer semestre del año, un total de 2.909.000 ocupados trabajaban en su domicilio particular. Son un 13,81% del total de ocupados que había en nuestro país a 30 de junio de este año. Hace tres años, en el primer trimestre de 2020, el primero completo tras declararse el estado de alarma en todo el mundo, hubo 3.554.200 que trabajaban “ocasionalmente” o “más de la mitad de los días”, de acuerdo con la nomenclatura que utiliza el Instituto Nacional de Estadística. Esta cantidad representó el 19,1% del total de ocupados, que a finales de junio de 2020 fue de 18,6 millones, 2,45 millones menos que en la actualidad.
Según las últimas cifras recogidas por el INE, 1.381.200 personas declararon trabajar “ocasionalmente” en su domicilio particular en el segundo trimestre de este año, lo que significa un 6,6% del total. Otros 1,527 millones dijeron trabajar “más de la mitad de los días” laborales, lo que se traduce en un 7,3% de los más de 21 millones de ocupados con los que se ha cerrado la primera mitad del año. El 85,1% del total, cerca de 18 millones de personas aseguraron no teletrabajar ningún día.
Por géneros no se aprecian diferencias sustanciales entre hombres y mujeres. Un total de 788.600 hombres trabajaban más de la mitad de los días laborables (el 51,61%) por 739.100 mujeres (el 48,395). En el caso del teletrabajo ocasional, los porcentajes aumentan a favor de los varones: 53% frente al 47%.
El gran nicho del teletrabajo
Si entre hombre y mujeres los porcentajes de trabajadores son bastante parecidos, no ocurre lo mismo entre autónomos y asalariados, según las cifras del INE: en el segundo trimestre de este año, había en España trabajando un total de 3.196.300 autónomos por 17,85 millones de asalariados. Sin embargo, teletrabajando se contabilizaban 917.600 trabajadores por cuenta propia, por 1,986 millones de asalariados, más del doble.
En 2020, en el mismo trimestre, teletrabajaron 917.400 autónomos y 2.654.300 asalariados, casi el triple. Con las durísimas condiciones sanitarias impuestas por las autoridades y los cierres de los centros laborales para impedir a toda costa la trasmisión de la Covid 19, cerca del 70% de los autónomos trabajó más de dos días desde casa, y más de 89% de los asalariados hizo lo mismo.
Analizando las cifras y los porcentajes, la conclusión evidente es que el teletrabajo ha venido para quedarse, pero, fundamentalmente, entre los trabajadores por cuenta propia, como lo prueba el hecho de que la cifra total de quienes optan por él es idéntica en los dos trimestres de 2020 y 2023, con circunstancias muy diferentes.
Solo ha cambiado que, en 2020, había 641.000 teletrabajadores autónomos que estaban vinculados a la empresa más de la mitad de su jornada y hoy hay solo 492.700. A cambio, ha aumentado el número de autónomos que teletrabaja ocasionalmente de 276.100 a 424.900.
Evolución en las empresas
En el caso de los asalariados hay un descenso global del 25,17%, a pesar de que el número de teletrabajadores “ocasionales” se ha más que triplicado (de 282.500 a 953.200), a cambio de reducirse el número de los que trabajan más de la mitad de los días: de 2.371.800 en junio de 200, en plena pandemia, a 1.033.000, en junio de este año (-56,4%).
Y es que hay trabajos de que se prestan mejor a su realización desde el propio domicilio que otros. Según numerosos informes, el teletrabajo está recomendado para diseñadores gráficos y de páginas web, consultores, atención al cliente, freelancer, editores de vídeo y fotografía, traductores, periodistas, correctores...
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