La letra pequeña de los test de estrés sigue desmenuzándose en capítulos que no siempre resultan favorables para la banca española. Las entidades europeas recibieron, a finales de la pasada semana, un documento del Banco Central Europeo (BCE) en el que se detalla el tratamiento (aún faltaba por definir) que recibirá la cartera de deuda pública a vencimiento en los próximos test de estrés, que serán menos duros que los efectuados por Oliver Wyman en 2012. Este documento, al que ha tenido acceso Vozpópuli, contempla una quita del 3% para esta cartera de bonos españoles en los tres años (2014-16) en que se proyecta el escenario estresado del ejercicio del BCE.
Las pérdidas en esta cartera a vencimiento no será homogénea en todos los países. De hecho, las quitas en los países periféricos serán las más importantes. Las entidades que cuenten en su balance con deuda a vencimiento, aquella que se mantiene en cartera hasta que la emisión expira, de Grecia o Chipre tendrán que asumir unas pérdidas del 16,4%; del 10,1%, en el caso de Portugal. Los bonos húngaros son los cuartos más penalizados con un 4% de quita. En quinto lugar, se encuentra ese 3% del castigo a los títulos españoles. Por contra, los títulos de deuda pública a vencimiento de Alemania, Holanda o Dinamarca apenas tendrán castigo (un 0,023%).
Las dos entidades entre la gran banca más perjudicadas por esta medida son Caixabank y Bankia. La entidad catalana mantiene algo más de 11.000 millones en la cartera a vencimiento, mientras que la entidad que preside Juan Ignacio Goirigolzarri conserva en el entorno de los 4.100 millones. Santander, BBVA, Popular y Sabadell convirtieron mayoritariamente, a lo largo del pasado año, todo su volumen de deuda pública a vencimiento en disponible para la venta.
Para establecer estas quitas, tanto el BCE como la Autoridad Bancaria Europea (EBA, en inglés) han tomado en cuenta cómo evolucionará el rating de cada país calculado por Fitch, Moody's y Standard&Poors tras aplicarle los parámetros macroeconómicos contenidos en el escenario estresado de los test de estrés. Es decir, los bancos tendrán que atribuir un cierto riesgo de impago a la deuda soberana para calcular cuánto capital necesitan para cubrir ese riesgo.Además, las entidades tendrán que realizar provisiones si existe una diferencia entre los valores en libros y nominal de este tipo de bonos.
Caixabank y Bankia son las dos entidades de la gran banca que aún mantienen títulos en la cartera de vencimiento. La entidad catalana conserva más de 10.000 M. en este tipo de bonos
La penalización impuesta finalmente por el BCE a las carteras de deuda pública afecta únicamente a los montantes registrados a 31 de diciembre pasado. En estas pruebas de resistencia, la cartera de deuda pública se dividirá en tres segmentos, de menor a mayor castigo: el de trading, el de mantener hasta vencimiento y el de disponible para la venta. Los bonos destinados al trading, con los que la banca ha maquillado sus resultados gracias al ‘carry trade’, se valorarán a precios de mercado. Buena parte de las entidades ya los tienen actualizados.
En cuanto a los bonos colocados en la cartera destinada para la venta, el BCE ha ideado un sistema de quitas que se aplicarán en el escenario de estrés con variaciones para cada uno de los tres años proyectados y del tipo de emisión. El resultado final para 2016 es una quita de entre el 0,7% para las letras españolas a tres meses y del 50% para las emisiones de más de una década pasando por un 29,8% para los bonos a 10 años.
Previendo una severa penalización en los test de estrés por este tipo de prácticas y por la volatilidad demostrada por la deuda pública durante la crisis soberana, las entidades comenzaron a reducir esta cartera. Progresivamente, el sector financiero español se deshizo de 8.900 millones en octubre, de 10.000 millones en noviembre y de 22.400 millones en diciembre, cuando se tomó esa imagen para las pruebas de resistencia.
En enero, sin embargo, la banca española volvió a incrementar su carga de deuda pública en 19.000 millones, como adelantó este medio, y a cierre de abril contaba de nuevo con 305.483 millones de euros en bonos soberanos, su máximo nivel desde octubre del año pasado, cuando comenzó la reducción. Un camino de ida y vuelta que ahora podría perder su sentido.
Los constantes movimientos comerciales con deuda pública realizados por la gran banca española durante el pasado año hacen, sin embargo, que solo el 9% de su carga esté catalogada como tal. El 66% de los bonos están disponibles para la venta, con lo que sufrirán la quita completa, y el 25% restante en la cartera de negociación, a la que el BCE aplicará ciertos filtros prudenciales para mitigar la depreciación.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación