El temor al castigo de la deuda pública en los próximos exámenes de la EBA y el BCE llevaron a la banca española a una venta en masa de los bonos patrios. Más de 50.000 millones durante la segunda mitad de 2013, finalizando el año con unas tenencias de unos 260.000 millones, lo que representa un 8,6% de su balance total. Sin embargo, la situación ha dado un giro radical. En enero, las entidades españolas se lanzaron de nuevo a la compra de carteras de deuda por valor de 19.000 millones. Un cambio que se convertirá en tendencia en los próximos meses, según confirman desde el sector.
El nivel de deuda pública en manos de la banca española se elevó, en enero pasado, hasta los 278.981 millones, según los últimos datos del Banco de España, después de seis meses consecutivos de descenso. “El impacto que tendrán los exámenes europeos sobre las carteras de bonos nacionales será menor del que pensábamos”, sostienen desde un par de entidades, para explicar el porqué las entidades han vuelto a activar masivamente las compras de deuda pública.
En estas pruebas de resistencia, la cartera de deuda pública se dividirá en tres segmentos, de menor a mayor castigo: el de tráding, el de disponible para la venta y el de mantener hasta vencimiento. Los bonos destinados al trading, con los que la banca ha maquillados sus resultados gracias al ‘carry trade’, se valorarán a precios de mercado. Buena parte de las entidades ya los tienen actualizados.
Lo mismo ocurrirá con aquellos que estén disponibles para la venta. En este caso, el supervisor (el Banco de España, en el caso nacional) podrá aminorar esas pérdidas. Para ello tendrá que publicar el criterio utilizado y los mercados podrán juzgar si esas modulaciones están justificadas. Fuentes del sector confirman que “todos los supervisores emplearán un criterio homogéneo”. “En esa negociación, la banca española no ha salido perjudicada”, insisten. Además, esta cartera tiene mucho menos peso en el conjunto de la exposición soberana.
Por último, la cartera que se mantiene hasta vencimiento, el grueso del total, sufrirá también una leve penalización. Según explicó la EBA, el pasado febrero, se modificará su "ponderación de riesgo basado en modelos internos de análisis de cambios en los riesgos crediticios". Es decir, los bancos tendrán que atribuir un cierto riesgo de impago a la deuda soberana para calcular cuánto capital necesitan para cubrir ese riesgo. Este tratamiento de la deuda soberana a vencimiento será el mismo que se aplicó en los test de estrés de 2011 cuando el impacto se tuvo que calcular en base a la probabilidades de impago y las pérdidas en caso de impago.
Es cierto que el rating de la deuda española ha sido degradado por Fitch, Moody’s y S&P, las tres agencias utilizadas en aquel ejercicio de la EBA, desde entonces. Pero el giro radical que ha sufrido la prima de riesgo (por debajo de los 200 puntos básicos) y la facilidad del Tesoro español para financiarse en los últimos meses, con rentabilidades mínimas históricas a pagar, “disminuyen el impacto que aplicará la EBA”, aseguran desde el sector.
Este compendio de factores ha llevado a la banca a regresar a la adquisición de deuda pública como uno de los resortes en los que compensar la continua caída del negocio bancario. “El beneficio que genera el ‘carry trade’ es superior al impacto que tendrá la tenencia de bonos nacionales en las pruebas europeas”, aseveran desde varias entidades.
Un estudio de Analistas Financieros Internacionales (AFI), del pasado mes de octubre, aseguraba que uno de cada cuatro euros que ingresan las entidades de crédito por operaciones financieras procede de comprar y vender títulos públicos de renta fija. En concreto, unos 17.300 millones de euros que representan el 26% de sus ingresos financieros totales en 2013. Los ingresos derivados del crédito, según los cálculos de AFI, se reducen a la mitad. Según los datos agregados de la AEB, los resultados de operaciones financieras (ROF), donde se apuntan estas operaciones, se dispararon el 34,3% en el primer semestre hasta 4.045 millones. Sin embargo, estas nuevas inversiones generarán rentabilidades muy inferiores a las que generaba la deuda pública que se ha vendido en 2013.
Desde finales de 2011, las entidades españolas han incrementado sus títulos de deuda pública desde los 166.000 millones de euros (noviembre 2011) hasta los 299.000 millones (septiembre 2013), un 81% más en menos de dos años. Los datos del Banco de España reducen ese volumen de deuda soberana en manos de los bancos en el entorno de los 30.000 millones, justo el volumen de fondos del Tesoro que detenta el supervisor español en su balance.
Una situación que elevó las críticas de la Troika y el Bundesbank por no trasladar el dinero captado en las subastas de liquidez del Banco Central Europeo, los famosos LTRO, a la economía real. De hecho, el supervisor alemán asegura que el 90% de la caída del crédito al sector privado, en estos casi dos años, se debe a que las entidades han trasladado el dinero del BCE a la compra de deuda pública y cubrir sus créditos refinanciados. La media del descenso de la financiación por estos dos conceptos en Europa ronda el 20% en Europa, según asegura el informe del BUBA.
El crédito en España se viene reduciendo en los entornos del 11% en la última comparativa interanual. Los bancos asegura que obedece al proceso de desapalancamiento de familias y empresas, además de la ausencia de demanda solvente. Pero también, según la troika, por la afición de la banca por el carry trade: las entidades se financian casi gratis en el BCE y compran deuda pública con tipos de interés del 4% a 10 años y, en teoría, sin riesgo, en lugar de prestar ese dinero.
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