Economía

Theresa May requiere a la UE un trato comercial sin aranceles y evita cuantificar el coste del Brexit

La primera ministra británica ha dicho en Florencia que un acuerdo comercial entre Reino Unido y la UE debe ser superior al que Europa ha firmado recientemente con Canadá, el más avanzado con terceros países. Theresa May no cuantifica el coste del Brexit para Reino Unido.

La primera ministra británica, Theresa May, ha reclamado este viernes en su esperado discurso de Florencia, un tratado comercial con la Unión Europea excepcional, sin aranceles, y más avanzado que el acordado entre la UE y Canadá y que ahora entra en vigor.

"El mercado único se basa en un equilibrio de derechos y obligaciones", ha dicho May. "Y no podemos pretender acceder a todos los beneficios de la pertenencia al mercado único sin sus obligaciones", ha admitido, por lo que ahora se trata de "encontrar un nuevo marco que permita una estrecha asociación económica (...)".

El Gobierno de May había dado durante la semana especial importancia al discurso ofrecido hoy por la Primera Ministra en la ciudad italiana. Los medios británicos habían especulado con la posibilidad de que May diera por fin una cifra cuantificando el coste del Brexit para Reino Unido. Sin embargo, en su discurso May ha pretendido más bien tender puentes con Europa, sin renunciar a un Brexit que deberá ser una realidad el próximo 29 de marzo de 2019.

"Inevitablemente surgirán diferencias", ha admitido May

Aunque finalmente en su discurso May no ha aportado una cantidad valorando el precio de salida de la UE, la Primera Ministra británica ha dedicado especial atención a la próxima relación económica entre Reino Unido y la Unión Europea. En los últimos meses se ha cifrado entre 20.000 y más de 65.000 millones de euros el pago que tendría que hacer Reino Unido a la UE por abandonar el mercado único.

Theresa May ha calificado como opción "poco imaginativa y dura", abordar esa relación comercial únicamente contemplando dos modelos, o la pertenencia a un Área Económica Europea o a través de un tratado de libre comercio internacional. May se ha referido en este sentido al acuerdo entre la UE y Canadá, el más ambicioso en materia comercial firmado por las autoridades europeas con un tercer país, y que entra ahora en vigor. "Admitiendo que [el tratado con Canadá] es un acuerdo muy avanzado, representaría sin embargo un acuerdo restrictivo" si se aplicara de igual manera a la relación económica entre la UE y Reino Unido. La primera ministra ha advertido que si se firmara un tratado similar entre Reino Unido y la UE al ya firmado con Canadá u otros mercados, "se estaría partiendo de la falsa premisa de que entre nosotros no ha existido antes una relación regulada".

May ha abogado por la creación de un nuevo modelo de relaciones comerciales: "No busquemos simplemente adoptar un modelo que ya existe con otros países", en lugar de eso, ha dicho "creemos una asociación económica ambiciosa, que respete las libertades y principios de la UE y los deseos del pueblo británico". La Primera Ministra ha recordado que Reino Unido "es el mayor socio comercial de la UE, una de las mayores economías del mundo, y un mercado de considerable importancia para empresas y empleos del continente".

Sin aranceles

"Compartimos el mismo conjunto de creencias fundamentales; la creencia en el libre comercio, en la competencia rigurosa y justa, en los fuertes derechos de los consumidores (...)", ha subrayado, para concluir que no sería beneficioso para ninguna de las dos partes imponer aranceles comerciales.

La cuestión de los aranceles que tanto Reino Unido como la UE pudieran imponer en la importación y exportación de bienes y servicios tras el Brexit, es uno de los asuntos que más preocupa a las compañías británicas y europeas. "No hay necesidad de imponer aranceles donde no tenemos ninguno ahora, y no creo que nadie razonable lo esté contemplando", ha manifestado.

Theresa May ha admitido que la nueva relación comercial entre ambas potencias conllevará disputas y diferencias. "Inevitablemente surgirán desacuerdos", ha indicado, razón por la cual será necesario "un mecanismo de resolución de disputas sólido y apropiado". La Primera Ministra no ha aportado una solución sobre qué organismo podría dirimir esas diferencias. "No sería correcto que el tribunal de una de las partes tuviera jurisdicción sobre la otra", ha declarado. "Pero estoy segura de que podremos encontrar un mecanismo apropiado".

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