Unas 100 personas se concentraban este jueves en el estación de Atocha para recibir a un ídolo. No era un futbolista ni una estrella del Rock. El protagonista era un taxista barcelonés con seis años de experiencia al volante. Alberto 'Tito' Álvarez era recibido en la estación madrileña por una multitud de compañeros ataviados con chalecos amarillos, grabando su llegada y vitoreando al 'mesías'.
El viernes se unía al festival del taxi que está produciendo en Ifema y Tito es la verdadera estrella del Rock&Roll de este evento. Es imposible mantener una conversación sin que mujeres y hombres del sector le pidan un 'selfie', le den las gracias o le inviten a tomar algo en la cafetería. Su teléfono no deja de recibir llamadas de periodistas y representantes del taxi para reclamar su audiencia.
Él se considera un portavoz del taxi, pero el resto de manifestantes le ven como un líder. Sus fans le atribuyen éxitos como que administración de Colau y Torra se hayan plegado a las exigencias de los taxistas. También le señalan como el responsable de que el ministro de Fomento haya creado un decreto favorable, la 'radicalización' sindical del taxi y la actividad en la calle.
"A mi hijo de 11 años le dicen en el colegio que su padre es el jefe de los taxis, ya sabes historias de niños", comenta Tito con una amplía sonrisa. Él es hijo de un visitador médico y una trabajadora de una entidad bancaria, que ahora sigue sus movimientos desde Cádiz. A sus 41 años conduce un taxi, que no es suyo, tras haber probado suerte como conductor de grúas y trabajador de la hostelería.
Ofertas en política
Pero Tito ha encontrado su sitio en el taxi. Los taxistas madrileños le piden que se quede en Madrid para liderar al sector, pero él se siente orgulloso como portavoz de Élite Taxi Barcelona, como indica su chaleco amarillo. Los políticos son conscientes de su popularidad y han llamado a su puerta.
"En el último año, dos partidos me han ofrecido unirme a ellos, que no quiero mencionar, y me respuesta ha sido 'no'. Mi sitio ahora está en la calle, aunque nadie sabe que pasará en el futuro", señala Álvarez. Sus ideales políticos los define como "ni derechas ni izquierdas, sino defensor de la clase trabajadora", aunque si es contundente a la hora de decir "no soy independentista".
Sin embargo, la estrella del taxi se considera un "admirador" del movimiento independentista, por su éxito en la calle sin recurrir a la violencia. "Me identifico con la CUP y En Común Podem, no por sus ideales, por su actividad asamblearia", afirma. Tito explica que se está volviendo "un poco político", por mantener tanto trato con ellos, y mantiene una relación cercana con el conseller de la Generalitat, Damià Calvet.
Me identifico con la CUP y En Común Podem, no por sus ideales, por su actividad asamblearia"
Aunque, por encima de todos, su relación más estrecha es con Ada Colau. "Admiro a la alcaldesa, espero que vuelva a ser elegida o, en su lugar, alguien de su equipo. Todos los políticos deberían venir del activismo como ella y sus políticas sociales están ayudando a Barcelona", defiende Tito. Esta relación ha hecho que los avances del taxi en Barcelona sean "más fáciles que en otras ciudades", detalla.
Pero a Tito también se le ha vinculado con Vox. Algo que él niega rotundamente. "Las palabras ultraliberales del representante de Vox en Cataluña muestran lo que le importamos, nada", explica. "Partidos como este, PP o Ciudadanos van de patriotas y dejan que las multinacionales aplasten a su gente, ¿eso es patriotismo?", añade.
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(Llegada de Tito a Madrid)
Boixos Nois
Tito comparte su defensa del taxi con su otra pasión, el 'Barça'. Su brazo derecho está cubierto por F.C.B. (Fútbol Club Barcelona). Una afición que le ha llevado a ser vinculado con los Boixos Nois, los ultras radicales del equipo culé. "He visitado todos los campos de Europa y en alguno habré coincidido con los Boixos, pero no soy de ellos. No me siento identificado con sus ideas, nos soy fascista ni racista", aclara.
Tito bromea con que pidió a su llegada a Madrid que sus compañeros cantaran el himno del 'Barça', "pero es lo único que me han dicho que no", dice bajo una amplía sonrisa. Una sonrisa que no pierde durante toda la conversación. Alberto Álvarez habla de guerra obrera, escraches y reivindicación con una mirada directa.
Mensajes que comparte con otros portavoces madrileños como Saúl Crespo o 'Peseto Loco', pero que lo hace con unas formas más prudentes. Su presencia cumple los estándares de un líder sindical y es "más grande de la que puede parecer por 'la tele'", define una groupie que se acerca a pedirle una foto.
Tito es amado entre los suyos y criticado en el otro bando. Le acusan del 'capo de la mafia' que ha secuestrado las ciudades, un delincuente y una persona que tiene arrinconada a Colau en Barcelona. "Yo lo único que soy es un taxista que defiende a los currantes", explica.
Objetivo: expulsar a Uber y Cabify
Tito Álvarez asegura que todos sus esfuerzos se concentran en expulsar a plataformas con Uber y Cabify. "Si se van a quedar que no operen como taxis, que se dediquen a otra cosa", matiza. Tras este paso, el portavoz del taxi detalla que el siguiente paso tiene que ser reformar al taxi, que considera que necesita muchos cambios.
"No puede ser que haya 50 emisoras y 40 aplicaciones", manifiesta. Aunque por el camino aparecerán más retos. "Fenómenos como el coche compartido o carsharing se tiene que regular como se está haciendo Barcelona, que dice que como mínimo hasta 2020. Nadie puede imponer unas normas, lo que no puede ser que entres y pongas tú las reglas", valora.
Tito explica que mantendrá "la lucha obrera", pero sin violencia "porque es lo que quieren los poderosos, que nos peguemos entre nosotros". Una explicación que intenta ampliar, pero que una pareja de taxistas interfiere en la reflexión. Le dan las gracias, le piropean y acamparan toda la atención de la estrella del Rock. Se termina la conversación ante la avalancha de fans.
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