Los españoles no recuperarán su capacidad de compra en 2023. Al menos, no por completo. Los principales organismos económicos dan por descontado que los salarios subirán por debajo de la inflación sufrida este año, que de media ya se sitúa próxima al 8,5%. Los sueldos, sin embargo, repuntarán cerca de un 4% el año que viene. En concreto, un 3,8%, según las estimaciones de BBVA Research.
Esto implica que, a diferencia de los pensionistas (que verán sus prestaciones revalorizarse un 8,5% el año que viene tras la subida del 2,5% efectuada este año), los trabajadores no recuperarán todo el poder adquisitivo perdido con la inflación este año, algo que los expertos consideran necesario para evitar efectos de segunda ronda.
La remuneración por asalariado ha subido, de media y en términos nominales, un 1,3% este año, según los cálculos del servicio de estudios de la entidad financiera. El año que viene los trabajadores tendrán "un crecimiento nominal mayor que se puede acercar al 4% pero, en cualquier caso, van a estar muy por debajo de los niveles de inflación vistos este año y la recuperación de la capacidad de compra será gradual", apunta Rafael Doménech, responsable de Análisis Económico de BBVA Research.
Esta previsión está alineada con la que proyecta la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), que calcula que la remuneración por asalariado subirá un 3,5% en 2023, un punto y medio más que en 2022. Los bancos, de hecho, ya han acordado con los sindicatos una subida del 4,5% para el año que viene y el Gobierno llevará a cabo una subida a los funcionarios de hasta el 3,5% (un 2,5% es fijo y otro 1%, variable, dependiendo de cómo evolucione la economía y la inflación) que se sumará a la subida del 1,5% llevada a cabo a finales de este año.
Hace dos semanas, la Comisión Europea también recordaba que "los salarios nominales en España se han mantenido muy por debajo de la inflación a lo largo de 2022" y asumía que los salarios repuntarían algo más en 2023, "en parte por la proporción creciente de convenios colectivos con cláusulas de indexación, la naturaleza plurianual de la negociación colectiva y los mecanismos de flexibilidad" pero todavía seguirían lejos de la inflación.
"Se espera que esto mitigue los efectos de segunda ronda también en 2023, pero podría resultar en más pérdidas en el poder adquisitivo de los trabajadores si la inflación sorprende al alza en los próximos trimestres", advertía la Comisión Europea en uno de sus últimos informes sobre España. La previsión de BBVA y de Bruselas es que los precios, en términos generales y de media, suban entre un 4% y un 5% en 2023 respecto a este año.
Los hogares pierden un 8% de la renta disponible
La estimación del servicio de estudios de BBVA es que la renta disponible de los hogares, en términos reales, se sitúe en marzo de 2023 casi un 8% por debajo que en septiembre de 2021 como consecuencia también de la desaceleración del empleo (crecerá un 1,1% en 2023 frente al 3,3% en 2022) y de las horas trabajadas.
Asimismo, el aumento en precios contrae la capacidad adquisitiva de la riqueza de las familias, tanto de la financiera como de la inmobiliaria. En concreto, la riqueza financiera neta habrá sufrido un menoscabo del 6,8% y la inmobiliaria (-2,6%) algo inferior en la medida en que el precio de la vivienda va a aumentar. Asimismo, BBVA alerta de que la actualización de las cuotas hipotecarias acarreará incrementos en la cantidad de recursos destinados al pago por intereses.
Todo esto repercutirá particularmente en el consumo de los hogares a final de año y principios del siguiente. BBVA no descarta la posibilidad de que la economía se contraiga en los primeros meses del próximo año por este motivo, aunque en el conjunto del año el PIB crecerá un 1,2% sostenido por la inversión y el gasto de los Next Generation EU.
¿Se agota el ahorro de las familias?
De momento, esta caída de la renta disponible no se ha reflejado en el consumo, que resiste gracias al ahorro acumulado durante la pandemia. Los hogares acumularon un colchón cercano a los 130.000 millones que ha servido para mantener estable el nivel de gasto. La pregunta es cuánto durará ese ahorro y si los hogares están dispuestos a gastarlo para mantener su nivel de consumo.
"El ahorro no se agota, aumenta menos, pero en la medida en que ese ahorro se ha mantenido durante mucho tiempo, nos genera la incógnita de cuánto se percibe ya como riqueza en vez de ahorro (la propensión a consumirlo es menor cuando se considera riqueza) y en qué percentiles de renta se concentra (las rentas altas son menos propensas a consumirlo)", explica Jorge Sicilia, economista jefe del Grupo BBVA y director de BBVA Research.
"Mucho de ese ahorro está ahora en instrumentos financieros, se ha utilizado para financiar la acumulación de activos inmobiliarios o la inversión en rehabilitación de viviendas, etc.", comenta Miguel Cardoso, economista jefe para España en BBVA Research. Además, Cardoso detalla que ese ahorro acumulado se concentra fundamentalmente en las rentas medias-altas. "En un contexto en el que van a ver sus rentas y salarios crecer, no está claro que lo vayan a utilizar en los próximos meses, sobre todo en un entorno de alta volatilidad", sentencia.
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