Correos continúa en una situación crítica un año después del cambio de presidente. A finales de 2023 Juan Manuel Serrano, amigo del presidente, era relevado en el cargo por Pedro Saura, ex máximo responsable de Paradores. Su objetivo, reflotar una compañía que hoy se encuentra en cuidados intensivos. Tiene unas pérdidas cercanas a los 1.300 millones de euros y fuentes cercanas al operador postal aseguran a este diario que este indicador se puede ir a los 1.500 millones cuando acabe 2024.
Esta cifra es la que acumula Correos desde que en 2018 Serrano asumiera la presidencia de la empresa, algo que sucedió en cuanto Sánchez se mudó a La Moncloa. Quien fuera nombrado solo días después de su salida de Correos director general de SEITT (Sociedad Estatal de Infraestructuras del Transporte Terrestre) fue duramente criticado des de los sindicatos por su gestión.
Durante su mandato se dio pie a que varias consultoras ejecutaran planes estratégicos y estudios de proyectos para Correos que finalmente resultaron ser un fracaso, como es el caso de la creación de una aerolínea allá por enero de 2022. Una idea fallida, como otras tantas, que hizo finalmente tomar cartas en el asunto a la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Economía, María Jesús Montero.
En septiembre de 2022 Fernando Ramírez, hombre cercano a la SEPI (Sociedad Española de Participaciones Industriales), aterrizaba en la empresa pública. Lo hacía en calidad de director de Recursos Humanos, cargo que ejerció en la también pública Navantia -en la que se encargó de ajustar la plantilla-. Con anterioridad trabajó en el departamento de RRHH de Airbus, empresa también con participación estatal.
Dos modelos de gestión
Saura busca una gestión de la compañía apoyada por los sindicatos. Serrano fue incapaz de conciliar con los representantes de los empleados. Con la llegada de Saura se presuponían tiempos de diálogo. Dos eran los problemas fundamentales a los que se enfrentaba Saura. Por un lado, solucionar la falta de ingresos de Correos, que ha caído en reparto del correo tradicional y pierde la batalla con las empresas de paquetería, un negocio fundamental con la explosión de compañías como Amazon o Aliexpress.
Esto supuso en 2023 unos 125 millones de euros más de pérdidas. Saura llegó con la idea de realizar un análisis en profundidad para conocer las causas y tomar decisiones en consecuencia.
El segundo de los problemas era templar gaitas con los sindicatos y sacar adelante el Convenio Colectivo, que corre en paralelo al marco del Plan Estratégico 2024-208 aprobado en julio de este año por UGT, CCOO, SEPI y Correos. Contará con 3.000 millones de euros de inversión en dinero público y las previsiones son acabar 2028 "con un margen Ebitda de 6%, una situación consolidada de beneficios y una posición financiera saneada", explicaba la corporación pública en una nota de prensa.
Sin embargo, se ha declarado un incendio entre los sindicatos y Ramírez. El directivo lleva meses negociando el Convenio Colectivo por separado con Comisiones Obreras, que posee el 38% de la representación sindical, al margen de UGT, CGT, Csif y Sindicato Libre, que poseen el 62%.
Esto ha provocado fricciones entre ambas partes, lo que se traduce en que algunos de los sindicatos hayan declinado acudir a las reuniones, solicitando información sobre los puntos a tratar en las reuniones. La situación se ha tornado tan complicada que hasta el propio Pedro Saura está trabajando para acabar con los roces, que se producen en un momento muy complicado para el operador público postal.
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