La liberalización de la alta velocidad está dando mucho que hablar. No solo entre los usuarios, que han visto cómo los precios medios de los billetes se han reducido considerablemente tras la entrada de marcas como Iryo y Ouigo, sino por la cruzada que el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, mantiene con esta última.
La empresa, de origen francés, es acusada continuamente por el ministro de hacer dumping con los billetes, a lo que Ouigo responde con nuevas y más agresivas ofertas, incluso, no sin sorna, para viajar a Valladolid, ciudad natal de Óscar Puente, quien ha amenazado con denunciar a la ferroviaria ante la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) por su política de precios.
Este año se producirá una nueva liberalización del sector que ampliará rutas y dará entrada a nuevos operadores ferroviarios, con lo que lo normal es que los precios se aprieten todavía un poco más.
Uno de estos actores será Alsa, que ya explora posibles sinergias o alianzas con otras compañías. La empresa, controlada por la familia Cosmen, sabe que en España es quien manda en lo que las líneas de autobuses de larga distancia se refiere, y quieren poner una pica en un segmento, el de la alta velocidad, que no para de ganar nuevos clientes, precisamente por el descenso en los precios y el aumento de las frecuencias.
SNFC (Ouigo) y Alsa
La empresa pública francesa SNFC (Société Nationale des Chemins de fer Français, en español Sociedad Nacional de Ferrocarriles Franceses), en la que se encuentra integrada Ouigo, mantiene conversaciones con Alsa para crear un consorcio a través del cual esta última, que también negocia con la andaluza Ecorail, consiga mayor potencia de fuego para entrar en la alta velocidad española, tal y como publicó el diario Expansión. La idea es que las tres corporaciones acudan como una sola a esta nueva fase de la liberalización, toda vez que el número de empresas que pueden acceder estará casi con toda seguridad restringido.
Alsa ha sido históricamente una empresa muy cuidada por todos los gobiernos, fueran del sesgo que fueran. Han mimado mucho su posición en el mercado. La empresa, calificada por su competencia de monopolística, posee más del 60% de la facturación total del sector, según datos del Ministerio de Transportes
La empresa española de autobuses emitió tras estas informaciones un comunicado en el que aclaraba que la única alianza que tiene en la actualidad para explorar oportunidades de la segunda fase del proceso de liberalización ferroviaria es la que mantiene con EcoRail. "En esta fase del proceso, en la que aún están por fijar las condiciones finales que Adif establecerá para operar nuevos corredores de alta velocidad, Alsa, como es lógico, mantiene de forma habitual contactos exploratorios con diversos actores relevantes del sector", ha manifestado, añadiendo que "somos un operador dinámico en pleno crecimiento, que estudia siempre cualquier posibilidad". Respondía así a preguntas sobre sus reuniones con SNFC, propietaria de la low cost Ouigo que tantos dolores de cabeza está dando a Puente y, por extensión, a Renfe.
Ambas saldrían beneficiadas
Esta alianza entre SNFC con Ecorail y Alsa sería una simbiosis que, como tal, beneficia a todas las corporaciones. Especialmente a Ouigo y Alsa. A esta última porque contaría con un socio experimentado para competir en un sector sobre el que no tiene un gran conocimiento -su actividad se circunscribe a los autobuses-, y a Ouigo porque, bajo el ala de Alsa, su relación con las autoridades españolas, y especialmente con Óscar Puente, no podría hacer otra cosa que mejorar.
Alsa ha sido históricamente una empresa muy mimada por todos los gobiernos, fueran del sesgo que fueran. Han mimado mucho su posición en el mercado. La empresa, calificada por su competencia de monopolística, posee más del 60% de la facturación total del sector, según datos del Ministerio de Transportes.
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