El Gobierno tiene difícil bloquear la Oferta Pública de Adquisición (OPA) de la empresa húngara Magyar Vagon por el fabricante español de trenes, Talgo. El ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, quiere como socio para contraopar la operación a CriteriaCaixa, pero la falta de un pronunciamiento claro por parte del músculo inversor de CaixaBank siembra la duda.
No sucede lo mismo con Talgo y Magyar. Es una OPA que satisface a ambas partes. Los fondos y la dirección de Talgo están encantados con la misma, según fuentes consultadas por Vozpópuli, al igual, como es obvio, que Magyar Vagon, que es quien la lidera. Los sindicatos no ven a priori un problema en la misma, siempre y cuando se respeten los puestos de trabajo y condiciones de los empleados del fabricante ferroviario español, algo que está por ver, tal y como sucede en operaciones de este tipo, lo que genera incertidumbre entre la plantilla.
El Ejecutivo no quiere que la operación llegue a buen puerto por los vínculos que supuestamente unen a la compañía húngara con Rusia, pero si no encuentra un socio cuanto antes, esta será una realidad. El principal mensaje que afloraría en tal caso sería el de la debilidad de los de Sánchez para defender a una empresa muy importante para los intereses de España.
La entrada de una empresa como Magyar Vagon, con fábricas en Hungría además de las que Talgo posee en España, permitiría afrontar con más garantías las entregas pendientes por valor de 4.223 millones de euros. Habría más músculo para fabricar"
Fuentes cercanas a Talgo han explicado a este diario que se ha trabajado "contrarreloj" desde el pasado mes de noviembre, codo con codo junto a Magyar Vagon, para tener cuanto antes todo lo requerido para que la OPA se presentara a la mayor brevedad. No hay tampoco que olvidar las reuniones que los directivos de la húngara tuvieron con los responsables de Talgo y sus empleados en varias ocasiones para allanar la operación. Desde Talgo prefieren no hacer declaraciones oficiales a preguntas de este medio.
Así las cosas, la CNMV acaba de admitir a trámite la operación. Ahora está pendiente de aprobación en Consejo de Ministros, algo que nadie duda se hará esperar, con Puente moviendo hilos desesperadamente para encontrar un socio que frene la misma, consciente de que Bruselas estaría a favor de la OPA, tratándose, entre otras cosas, de dos empresas con ADN europeo.
Talgo y Magyar ya no tienen más maneras de presionar, más allá de jugar con la demora en la aprobación que, como decimos, todos esperan se produzca. "Su parte está hecha. Ahora, si el Gobierno se retrasa, será problema suyo", aseguran las fuentes consultadas, que apuntan a que se elevará la presión sobre el Ejecutivo si hay mucha tardanza en dar luz verde. No es descartable por ello, tampoco, que la OPA no prospere y los húngaros abandonen, lo que dejaría a Talgo en una situación complicada por los pedidos que tiene pendientes.
¿Por qué Talgo ve con buenos ojos la operación?
El negocio de Talgo es principalmente la fabricación y el mantenimiento de trenes, pero en los últimos tiempos ha tenido problemas con las entregas.
Así, Renfe reclamará a Talgo una indemnización económica vía judicial para paliar el lucro cesante que considera que ha sufrido en los últimos años por el retraso de los trenes Avril, que tendrían que haber sido entregados por la empresa en julio de 2022. Fuentes cercanas al operador explicaron hace unas semanas a Europa Press que tanto la reclamación de 50 millones de euros por este lucro cesante como los 80.000 euros por cada día de retraso adicional desde el pasado 1 de abril por daños y perjuicios solicitados a Talgo serán tramitados por la vía judicial. A todo ello se añaden los 116,6 millones de euros reclamados desde 2022 por el retraso en la entrega de estos trenes, vitales para el transporte en Galicia y Asturias, un importe que en ese caso no necesita la vía judicial, al estar contenido en las condiciones del contrato.
En un entorno como este, Talgo tiene pedidos firmados por valor de 4.223 millones de euros. Fuentes sindicales explican a este diario que se trata de una situación compleja para la compañía, que podría incumplir los plazos de entrega por el volumen asumido.
"La entrada de una empresa como Magyar Vagon, con fábricas en Hungría, además de las que Talgo posee en España, permitiría afrontar con más garantías las entregas pendientes por valor de 4.223 millones de euros. Habría más músculo para fabricar", explican estas fuentes.
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