Un hipotético fin del régimen de Nicolás Maduro en Venezuela en favor de Juan Guaidó beneficiaría a Estados Unidos tanto en sus relaciones bilaterales con ese país como por el daño colateral que provocaría a la economía china, con la que mantiene una guerra comercial.
A China le afectaría especialmente un cambio político en Venezuela dada su condición de primer acreedor del país y dado el astronómico volumen de la deuda, ya que el país latinoamericano le debe el montante de 62.000 millones de dólares.
El total de la deuda externa de Venezuela representa un 155,8% de su Producto Interior Bruto (PIB) a cierre de 2018, según datos recogidos por la consultora británica Capital Economics, y equivale a 147.000 millones de dólares (de los que un 42% está en manos de China).
China ha financiado a Venezuela con más dinero del que ha prestado a ningún otro país
China, por su parte, ha financiado a Venezuela con más dinero del que ha prestado a ningún otro país, y es a día de hoy el primer destino al que dirige sus préstamos.
La razón está en que necesita petróleo -es el primer importador de petróleo del mundo- y Venezuela dispone de las mayores reservas.
Según explica en un análisis Matt Ferchen, investigador de la Universidad de Tsinghua (Pekín) especializado en relaciones de China con economías emergentes, esta relación se forjó entre Hugo Chávez y el presidente chino, Xi Jinping.
Préstamos pagados con petróleo
China siempre ha sido comprador del petróleo venezolano y a la vez ha concedido préstamos multimillonarios a Venezuela, que llegaban a 40.000 millones de dólares cuando falleció Chávez en 2013.
Ante las dificultades de Venezuela para pagar esa deuda, el Banco de Desarrollo de China (CDB, por sus siglas en inglés), que es propiedad del Estado, diseñó unos préstamos denominados "loans-for-oil" que permitían devolver el dinero prestado en barriles de petróleo.
Este sistema llevó a Venezuela a producir petróleo casi únicamente para pagar sus deudas con China y llegó incluso en 2017 a dejar de utilizar el dólar como divisa de referencia y ofrecer el precio del petróleo en yuanes (la moneda china).
La capacidad de Venezuela de pagar sus deudas -incluso con petróleo- empezó a complicarse con la muerte de Chávez, porque "fue sustituido por un líder en el que China tiene mucha menos confianza", explica Ferchen.
Eso unido a la caída de la producción de petróleo en el país y al desplome del precio han complicado a Venezuela el pago de sus deudas, y todo apunta a que con un cambio de régimen más partidario de los lazos con EEUU, Venezuela podría dejar de pagar la deuda a China.
"Venezuela se encuentra en una situación extremadamente delicada y seguramente priorice los programas sociales en detrimento de saldar su deuda", apunta a Vozpópuli Sébastien Galy, responsable sénior de estrategia macroeconómica de la gestora de fondos Nordea AM.
Este experto explica que "un impago o una reestructuración de sus cerca de 62.000 millones de dólares de deuda resultaría perjudicial para el Banco de Desarrollo de China", aunque advierte en cualquier caso de que "seguramente descuenten ya esa posibilidad".
"Los inversores chinos se caracterizan por asumir riesgos", añade
El país asiático ha demostrado su apoyo al Gobierno de Nicolás Maduro y ha pedido a otros países que no interfieran en la política interna de Venezuela.
China "apoya los esfuerzos que ha hecho el Gobierno de Venezuela para mantener su soberanía, independencia y estabilidad", ha dicho Hua Chuying, una de las portavoces del Ministerio de Asuntos Exteriores del país en su rueda de prensa diaria que se transcribe después en su página web.
El país se ha sumado así a Turquía, Rusia, México, Bolivia, Cuba y Nicaragua en su apoyo a Maduro, frente al soporte mayoritario que ha recibido Guaidó de la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá, Argentina, Brasil, Colombia, Panamá, Perú, Ecuador, Costa Rica, Guatemala o Paraguay.
Golpe bajo para China en plena batalla con EEUU
El último encuentro que mantuvieron Nicolás Maduro y su homólogo chino se produjo en septiembre del año pasado, cuando el caraqueño viajó a Pekín y consiguió un nuevo préstamo de 5.000 millones de dólares que Xi concedió a sus "hermanos comunistas".
La noticia levantó ampollas en EEUU: "Pekín ha proporcionado un salvavidas al corrupto e incompetente régimen de Maduro en Venezuela, prometiendo 5.000 millones de dólares en créditos cuestionables que pueden ser pagados con crudo", dijo el vicepresidente Mike Pence, en declaraciones recogidas por EFE.
Si la crisis actual debilita a la economía china (que en 2018 ha crecido al menor ritmo de los últimos 28 años, un 6,6%), esto beneficiará a EEUU que se fortalecerá en su batalla comercial con el país asiático.
Ambos mantienen desde el año pasado una guerra comercial -que se ha traducido en la imposición mutua de aranceles- y que fue iniciada por Trump ante el robo de propiedad intelectual por parte de China y las prácticas comerciales ilegales, según denuncia el norteamericano.
Sin embargo, más allá del comercio, la carrera tecnológica entre las dos primeras potencias económicas del mundo y la lucha por ver quién controla la siguiente revolución industrial es el caldo de cultivo que subyace tras este conflicto.
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