La Unión Europea y Estados Unidos son socios estratégicos en el mapa mundial. La amenaza estratégica de Rusia, los nuevos acuerdos de hidrocarburos, el ascenso de China y su monopolio de las denominadas ‘tierras raras’ son algunos de los frentes que han unido sus lazos en la última etapa. Pero, como en las mejores relaciones, existen puntos de fricción. Y ambos han entrado en un escenario de gran rivalidad en el intento de captar inversiones verdes dentro de su territorio.
Y, de momento, Estados Unidos ha tomado la delantera. Su Ley de Reducción de la Inflación, IRA en sus siglas en inglés, se ha convertido en un plan muy atractivo para todas las empresas que quieren apostar por crecer, principalmente, en negocios de descarbonización de la economía. Un interés por este plan, plagado de facilidades fiscales e incentivos a la producción, que resulta especialmente atractivo para las propias empresas europeas. No es de extrañar que compañías como Repsol, Iberdrola o Acciona aprovechen cada acto público para aplaudir las intenciones de la Administración Biden.
Pero este ovación unánime no agrada a Bruselas. Su alternativa es el plan industrial europeo cero emisiones (Net Zero Industry Act), una hoja de ruta que gusta en muchas partes a los inversores ‘verdes’ pero que no convence como el americano. “Entendemos que para algunas partes interesadas el diseño de la IRA puede parecer más simple y fácil de entender”, responde a la pregunta de Vozpópuli la directora general de Mercado Interior, Industria, Emprendimiento y Pymes de la Comisión Europea, Kerstin Jorna. “Nuestra propuesta tiene como objetivo identificar los proyectos de las empresas y apoyarlas en el acceso a la financiación y la obtención de los permisos necesarios”, añade.
El hidrógeno como ejemplo
Las grandes compañías energéticas, que cuentan con muchas facilidades para financiarse y levantar cualquier tipo de infraestructura, consideran que el plan americano proporciona unos impulsos fiscales que hacen más atractiva la inversión. El hidrógeno es su gran ejemplo.
Como informaba este medio, Estados Unidos ofrece un nuevo crédito fiscal a la producción, Production Tax Credit (PTC), que es un incentivo de 10 años para la producción de hidrógeno limpio para los proyectos que comiencen a construirse antes de 2033. Por otro, amplía el crédito fiscal existente a la inversión, Inversion Tax Credit (ITC), para que se aplique a los proyectos de hidrógeno y a la tecnología de almacenamiento de hidrógeno independiente. Su normativa permite que se acumulen ayudas a todo el proyecto integral, por ejemplo, a la producción de electricidad mediante fotovoltaica y a la producción de hidrógeno en el electrolizador.
“Hay cosas del IRA que no están bien con las empresas de la UE a nuestro juicio y que ya les hemos pasado a nuestros colegas de Estados Unidos”Kerstin Jorna (Comisión Europea)
En Europa, el plan industrial europeo cero emisiones apuesta por un “Banco Europeo de Hidrógeno”. Su intención es apoyar la adopción de hidrógeno renovable dentro de Europa, así como las importaciones de socios internacionales. El objetivo es atraer las inversiones en las cadenas de valor del hidrógeno conectando el suministro de energía renovable con la demanda y facilitando la fase inicial de la inversión.
“Hay cosas del IRA que no están bien con las empresas de la UE a nuestro juicio y que ya les hemos pasado a nuestros colegas de Estados Unidos”, puntualiza Kerstin Jorna. “Estamos en conversaciones con las empresas para conocer sus proyectos para poder acompañarlos porque es un tema muy importante para nosotros", declara a este medio.
No es cuestión de dinero
Las primeras cifras del IRA y Ley de Industria Net-Zero también muestran la diferencia. Aunque las empresas insisten en que no es un tema de dinero, porque saben la capacidad de estas instituciones de aportar capital, sino de cómo se aporta.
Los programas de financiación de la Unión Europeas se fundamentan en su marco financiero plurianual actual (2021-2027). Un plan dotado con 36.000 millones euros para el desarrollo de I+D de tecnologías 'netas cero' emisiones y hasta 124.000 millones de euros para el despliegue posterior de las tecnologías netas cero. Por último, abre una línea de aportación de hasta 8.000 millones de euros para apoyar instalaciones pioneras y plantas de producción con tecnología neta cero.
El IRA pone encima de la mesa 739.000 millones de dólares. Su estrategia habla de 400.000 millones para iniciativas de seguridad energética y mitigación del cambio climático. Esta medida representa la mayor inversión para abordar el cambio climático en la historia del país.
La UE necesita a las empresas
La Unión Europea quiere ser la región que lidere la senda verde en el mundo, logranado la neutralidad climática para 2050. Por el momento, es un importador neto de varias tecnologías y componentes de cero emisiones que son clave para lograr este objetivo. Por lo tanto, la Comisión ha propuesto la Ley de Industria Net-Zero como parte del Plan Industrial Green Deal para garantizar que las dependencias estratégicas no pongan en riesgo la transición ecológica.
Al establecer un objetivo de capacidad de fabricación agregada para 2030 y simplificar el marco regulatorio para las tecnologías netas cero, la Ley permitirá que se convierta en un líder industrial en este mercado. Aprendiendo de las lecciones de la pandemia de Covid-19 y la crisis energética, la Ley garantizará que las cadenas de suministro ya no enfrenten interrupciones y que la transición hacia la energía limpia se verá respaldada por la capacidad de fabricación nacional que se necesita. Pero depende del trabajo con las empresas y fortalecer el mercado único para que las inversiones no se vaya, por ejemplo, a Estados Unidos.
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