El próximo 30 de diciembre de 2024, las grandes empresas alimentarias deberán demostrar y certificar que las materias primas usadas en sus productos no provienen de zonas deforestadas. Así queda establecido por la última normativa europea (EUDR), que busca la colaboración de los países miembros para frenar la degradación y pérdida de masa forestal. En el caso de las PYMES y las microempresas, el reglamento -una versión más sencilla- se aplicará a partir del 30 de junio 2025.
Esta normativa impactará en la comercialización, importación y exportación de productos como el ganado bovino, el café, el cacao, la soja, los neumáticos de caucho, la madera y el aceite de palma. A partir de la fecha indicada por la UE, las empresas tendrán que realizar evaluaciones de riesgo para verificar que sus materias primas no afectan a la deforestación, ni a ninguna otra norma ambiental o urbanística. Los productos elaborados antes del 29 de junio de 2023 -cuando entró en vigor la ley- quedan exentos de este reglamento.
La industria alimentaria es el principal sector manufacturero de la Unión Europea, representando el 14,3% y con un valor superior a los 1.121.000 millones de euros de cifra de negocios. En España, constituye la primera rama de manufacturación del país, según los últimos datos de la Estadística Estructural de Empresas del INE. Esto se traduce en que 28.335 empresas de la industria de alimentación y bebidas se verán afectadas por la EUDR.
Cualquier persona puede presentar un escrito de 'preocupación justificada' alegando el incumplimiento de reglamento. El quebrantamiento de la normativa europea supondrá una multa de hasta el 4% del volumen de negocio anual neto de la empresa.
Asimismo, las compañías se exponen a sanciones como la exclusión temporal de procedimientos de licitación pública y la prohibición de comercializar productos relevantes. La Comisión Europea ha informado de que todos los agentes de la cadena de suministro tienen responsabilidad y se verá obligado a asumir las consecuencias del incumplimiento.
El reglamento contra la deforestación de la Unión Europea da especial importancia a los perfiles del operador y el comerciante. El primero se encarga de introducir o exportar los productos por primera vez en el mercado. El segundo representa toda persona de la cadena de suministro que comercializa los productos pertinentes. Ambos pueden designar un representante autorizado para el cumplimiento de ciertas obligaciones.
Cómo deben afrontar las empresas el reglamento
La tecnología será una de las principales herramientas para que las empresas puedan cumplir la normativa de la UE rigurosa, rápida y eficazmente. Un ejemplo es la plataforma osapiens HUB, que permite el cumplimiento de los criterios ESG en el mercado, aportando transparencia en toda la cadena de valores y automatizando los procesos manuales. Además, incorpora los datos de los proveedores mediante Plug&Play.
Para afrontar y cumplir la ley correctamente, las empresas deberán estar plenamente informadas sobre todos los detalles y requisitos del reglamento, teniendo conocimiento de los productos y derivados a los que afecta y sus obligaciones de diligencia debida. Por otra parte, será necesario realizar un mapeo transparente y exhaustivo de la cadena de suministros que muestre el origen de sus productos y sus componentes en tiempo real.
Otras tareas que tendrán que hacer las empresas en seguimiento de la EUDR es la evaluación y gestión de riesgos automatizada, además de una verificación y monitorización continua que asegure que los productos cumplen los requisitos. Asimismo, aquellos productos sujetos al régimen aduanero de «despacho a libre práctica» o «exportación» tendrán que pasar controles aduaneros.
Para llevar a cabo todos estos puntos será necesario elaborar planes de control. Así, cada año, los Estados miembros harán pública la información sobre el cumplimiento del reglamento en sus territorios.
La pérdida de masa forestal equivale a la superficie de la Unión Europea
420 millones de hectáreas de bosque perdidas en los últimos treinta años (1990-2020), indica la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Una superficie equivalente al tamaño de la Unión Europea. Esta deforestación supone la reducción de hábitats para varias especies, además de alterar la biodiversidad y el equilibrio de los ecosistemas. Asimismo, la pérdida de masa forestal se traduce en una mayor concentración del CO2 emitido a la atmósfera.
Los análisis y estudios identifican como factor común la industria alimentaria: se estima que al menos 50% de la deforestación mundial surge por la producción de cultivos como la soja, el cacao, el café y la palma aceitera. Detrás de la agricultura se encuentra la ganadería, siendo culpable de casi el 40% de la deforestación global. De esta manera, la Unión Europea responsabiliza a estos sectores de entre el 70% y 80% de la deforestación global.
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