Bruselas aconseja a los fabricantes de vehículos que no se precipiten en el abandono de los motores térmicos, primero porque la decisión europea sobre el fin de esa tecnología para 2035 no es todavía definitiva, pero también porque en el resto del mundo se seguirán vendiendo años después de esa fecha.
Este es el mensaje del comisario europeo del Mercado Interior, Thierry Breton, que en una conferencia de prensa esta semana en París insistió en que "el proceso democrático" sobre el fin de la comercialización de vehículos nuevos con motor de combustión en 2035 no ha terminado y puede haber ajustes.
Breton insistió en que desde el comienzo de los trámites ha insistido a los fabricantes europeos en que "no anticipen" y que, al menos de momento, mantengan su apuesta por las dos tecnologías, la del vehículo eléctrico y la del térmico.
Sobre la base de la propuesta de la Comisión Europea de prohibir la venta de vehículos nuevos con motor de combustión en territorio comunitario a partir de 2035, el Parlamento Europeo votó en favor de ese horizonte, pero ahora hay divergencias en el Consejo Europeo, que como marca las reglas del proceso legislativo de la UE también tiene que pronunciarse.
Esa divergencia se ha traducido en una reunión en Estrasburgo, en paralelo a la sesión del Parlamento Europeo, de ministros de un grupo de países que no quieren prohibirlos en esa fecha. Una reunión a la que acudieron los ministros de Italia, Alemania, Polonia y República Checa e intervinieron por videoconferencia los representantes de Hungría, Rumanía, Eslovaquia y Portugal, y que ha servido para reforzar la idea de evitar un fin que podría suponer un duro revés a la industria europea
Su línea argumental para justificar la prolongación de esa tecnología es que de aquí a entonces pueden emerger carburantes sintéticos que no generen emisiones de dióxido de carbono (CO2) a diferencia de los combustibles derivados de hidrocarburos.
Proceso abierto
Más allá de la cuestión de que el proceso de concertación entre el Parlamento Europeo y el Consejo Europeo no está todavía cerrado y de que no hay una decisión final, Breton insistió en que el final de los motores térmicos en la Unión Europea no supondrá su fin en todo el mundo.
Según sus previsiones, seis de cada diez vehículos que circularán en el mundo en 2050 serán todavía con motores térmicos y eso significa que los fabricantes europeos pueden sacar partido todavía durante muchos años de su ventaja en esas tecnologías.
Los constructores chinos –dijo– "son muy buenos en motores eléctricos, pero muy malos en los térmicos". Una alusión indirecta al hecho de que las empresas chinas tienen más experiencia y están más avanzadas en los motores eléctricos, que es una de las razones del debate en Europa sobre el fin de los motores térmicos.
El ministro de Transportes y vicepresidente de Italia, Matteo Salvini, cree que prohibirlos, además de dar "un regalo a China", supondrá miles de despidos en Europa y no ayudar al medio ambiente, por lo que pidió "más implicación" para proteger puestos de trabajo.
Francia, sin embargo, se opone al bloque de los países contrarios al fin en 2035 de los motores de combustión, ya que considera que eso corre el riesgo de desviar la apuesta de sus fabricantes por la tecnología de los vehículos eléctricos para poder competir al mismo nivel con los chinos.
Según Bruno Le Maire, ministro de Economía, "No se puede decir ahora a los grandes fabricantes franceses como son Stellantis –que engloba las marcas Citroën, Peugeot o DS– y Renault, que han tomado la decisión valiente y eficaz de bascular hacia el eléctrico: esperen, tengo otra idea, vamos a ir al eléctrico y continuar un poco con el térmico".
Tampoco España apoya la idea de no poner fin a los motores de combustión, y la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, asegura no entender los "movimientos de última hora" de algunos socios comunitarios que, en su opinión, no cuentan con el apoyo de toda la industria automovilística.
"No se trata de algo que va a ser obligatorio de un día para otro, sino de definir el horizonte, algo que ya hemos hecho", explicó Ribera, a la vez que advirtió de que crear "mucho ruido e inseguridad" no ayuda a las decisiones de los inversores ni a apostar por la innovación en el sector.
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