La boda de Unicaja y Liberbank ha terminado en funeral. Las entidades no se han puesto de acuerdo en la ecuación de canje y la operación se ha ido al traste. En el mercado se ha hablado mucho de esta parte de la operación y se ha especulado mucho con cuánto debería tener cada uno. ¿Un 60% para Unicaja? ¿Un 45% para Liberbank? ¿Un 57% para Unicaja? ¿Un 40% para Liberbank? Se han dado todos los porcentajes posibles y al final ninguno ha sido el bueno. Y es que el mercado, al igual que las cajas no han coincidido en cuál sería el reparto más correcto.
De tomarse por buena tan sólo la cotización de las entidades, tomando la horquilla de precios desde que se comunicó la negociación hasta la cancelación de la misma, la negociación sería un 43,2% para Liberbank y un 56,7% para Unicaja.
Pero este calculo es muy simple, en una operación de este calibre se tienen más cosas en cuenta, como la sede social, la cúpula directiva, el tamaño de la entidad, el volumen de activos, el saneamiento de los balances o los niveles de morosidad.
Aunque claro, el precio en Bolsa debería tener todo esto en cuenta, por lo que el valor de mercado siempre suele coincidir con las ecuaciones.
Si a estos porcentajes le damos cifras, las cuentas son muy esclarecedoras. Poco menos de 150 millones serían los culpables de frustrar dicha operación, ya que cada 'punto de canje' daría unos 29 millones de euros. De ser así, la entidad resultante capitalizaría 2.900 millones de euros en Bolsa. El reparto quedaría en 1.264 millones que vale Liberbank y 1.656 millones en los que se valora Unicaja.
Por valor de activos
Si se tomara sólo como referencia el valor de los activos, la entidad resultante tendría un balance de 96.731 millones. Una ecuación de canje con sólo esta cifra daría la razón a Unicaja, ya que por esta medición Liberbank tendía un 40,5% del banco y la caja andaluza un 59,5%.
Tropiezos
La operación se tensó mucho antes de llegar a la ecuación de canje. Ya en la due dilligence las diferencias de por quién tendría qué, paró las conversaciones y se complicó aún más cuando Abanca decidió lanzar una contraopa por Liberbank, que no llegó a buen puerto, tras el ultimátum de la CNMV.
Ese 'susto' hizo reacciones a ambas partes y saldaron la due dilligence, tal y como expusieron al organismo que dirige Sebastián Albella.
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