Cerca de un millón de personas lleva más de dos años en paro y buscando empleo en un momento de grandes éxitos en el mercado laboral. Los parados registrados en las oficinas del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) como demandantes de empleo durante más de 24 meses representan ya el 33% del total de desempleados.
Esta es la tasa más alta de la serie histórica del Ministerio de Trabajo y Economía Social, que arranca en mayo de 2005. Tradicionalmente, los parados de larga duración representaban entre el 15% y el 25% de los desempleados, pero este desequilibrio estructural ha ganado fuerza con los cambios en el tejido productivo, en la propia población y en el mercado laboral, alterando la composición de éste último.
Durante la primera década de los 2000, aquellos demandantes de empleo que llevaban años sin encontrarlo apenas representaban entre el 15% y el 20% del total de los parados. Sin embargo, la crisis de 2008 disparó los niveles de paro y, con ellos, aumentó el peso de este colectivo. Cada vez más personas perdían su empleo y tenían dificultades para reengancharse al mercado laboral.
Cuando el paro de larga duración empezaba a disminuir, llegó otra crisis, la sanitaria. Y como ocurrió en la anterior, las estadísticas de Trabajo empezaron a reflejar este desempleo 'prolongado' no inmediatamente, sino ya bien entrado el 2021. En agosto del pasado año, aquellos que llevaban más de 24 meses buscando un trabajo supusieron, por primera vez, más del 30% de todos los parados.
La tendencia ha continuado al alza y el máximo se alcanzó este mes de junio, cuando un 34% de los desocupados llevaban más de dos años esperando incorporarse al mercado laboral: de los 2,8 millones de parados registrados por el SEPE, 982.000 llevaban más de 24 meses en esa situación.
España logró en mayo reducir el desempleo por debajo de la barrera de los tres millones superada por primera vez en diciembre de 2008, así que podría entenderse que esta tasa tan elevada de parados de larga duración tiene una razón estadística: al reducir el volumen de parados general, el peso de los de larga duración se incrementa.
Sin embargo, si se analiza la serie histórica, se confirma que las dos últimas crisis, la financiera y la sanitaria, han agravado el problema del paro de larga duración, con una masa 'crónica' de personas que pasan años buscando trabajo, con cada vez más dificultades para reincorporarse.
Así lo demuestra el hecho de que antes de 2008-2009, cuando los niveles de paro eran similares a los actuales, aquellos que llevaban más de dos años parados y en busca de empleo apenas suponían el 13% (cerca de 370.000 personas de un total de 2,8 millones). Ahora, con el mismo número de parados, esa cifra es casi tres veces superior (962.000 personas), lo que indica un cambio estructural en el mercado laboral.
Julio 'negro' con 7.000 parados más
Además, pese a la senda positiva del empleo, el último mes del que hay datos, julio, marcó un cambio de tendencia, al destruirse puestos de trabajo por primera vez en este mes desde que hay registros. En concreto, la afiliación a la Seguridad Social disminuyó en 7.366 personas respecto a junio y, desde que hay registros de afiliación media sin desestacionalizar, con una serie que arranca en 2001, no se había experimentado un julio en negativo en empleo.
De la misma forma, el paro creció en 3.230 personas por primera vez en un mes de julio desde 2008, con el inicio de la crisis financiera, según los registros de las Oficinas del SEPE. La disminución del paro ya se ralentizó en el mes de junio, con el menor descenso en un mes de junio desde 2008, si se excluye el 2020.
Además, en realidad el incremento del paro en julio fue el doble de intenso de lo que afirma el Ministerio de Trabajo. El número de desempleados aumentó entre junio y julio en 3.800 personas más de las que el Ministerio de Trabajo registra como parados, tal y como informó Vozpópuli.
Esto se debe a que la estadística de Trabajo excluye del paro registrado a los demandantes de empleo con disposición limitada y a otros demandantes de empleo no ocupados, categoría en la que entran los fijos discontinuos inactivos. Si se les incluye, el número de nuevos parados se eleva a 7.063 personas en el mes de julio.
En 2019, por ejemplo, el desempleo se comportó justo a la inversa, con un descenso de 7.304 personas respecto a junio, pues los que se registran como parados bajaron en 4.253 personas y las dos categorías restantes juntas, en 3.051. El histórico del SEPE refleja que en los meses de julio los dos subgrupos que no se consideran como parados solían tener también resultados negativos, con la excepción de algunos años fundamentalmente en la categoría de 'otros no ocupados'.
Este año los demandantes de empleo con disponibilidad limitada se comportaron de manera similar a 2019, con una bajada cercana a las 7.000 personas. Sin embargo, los que se clasifican como 'otros no ocupados', donde se incluyen los denominados fijos discontinuos, crecieron más del doble que en 2019, en 10.903 personas.
La reforma laboral y los fijos discontinuos
La reforma laboral ha disparado el número de fijos discontinuos hasta superar el millón al penalizar los contratos de corta duración y ser esta la alternativa de contrato indefinido más vinculada a la temporalidad. Entre enero y junio se formalizaron 975.979 contratos bajo esta fórmula, a los que en julio se han sumado otros 241.590. En total, 1,22 millones. Esta modalidad antes tenía un peso prácticamente testimonial, con unos cuantos miles al mes.
La cuestión es que, cuando acaba la temporada de empleo, los fijos discontinuos entran en un periodo de inactividad en el que dejan de trabajar y pueden recurrir a la prestación por desempleo. Y aunque estadísticamente no se contabilizan como parados por el Ministerio de Trabajo, sí lo hacen en la Encuesta de Población Activa (EPA) que publica trimestralmente el Instituto Nacional de Estadística (INE), por lo que se espera que después del verano, con el fin de la temporada estival, afloren un número importante de parados con este tipo de contrato.
Además, durante los periodos en los que están inactivos, los fijos discontinuos sí dejan de computar como afiliados. De esta forma, a partir de agosto, un mes en el que tradicionalmente la afiliación se desploma en más de 100.000 personas, se espera un peor comportamiento de la afiliación también por esta razón después del peor julio de la serie histórica en términos de ocupación.
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