Mi amigo Manu Arias se ha comprado una bicicleta de esas de época. Restaurada. De las que muchos de los que montamos en bici llamamos 'hierros'. Es bonita, la condenada. Muy bonita.
Es ese tipo de bici que a menudo vemos empujar a tipos barbudos con camisas de leñador por las cuestas de Madrid. Sí, empujar. Suelen tener un único piñón, por lo que cuando las cuestan aprietan, o tiras de piernas -o de chuletón-, o no hay tu tía, porque no tienen cambios.
Pero qué bonitas son las condenadas. Hasta que te dejas los dientes en el techo de un taxi porque sólo frenan a pedal y con la rueda trasera. Que no frenan, vamos. Pero qué bonitas son.
El e-Book es todo ventajas frente al libro en papel. Se puede leer de noche sin encender la luz y molestar a nuestra pareja. Se evita ocupar espacio en estanterías y cajas en trasteros. Se puede modificar el tamaño de letra a gusto de cada uno y pueden integrar diccionarios o traductores
Son tan bonitas como esos Seat 600 o esos Cuatro Latas restaurados. Cómo lucen en la castellana bajo ese sol abrasador que les arranca destellos imposibles. Detenerse a su lado en un semáforo es toda una experiencia. Pero cómo sudan quienes viajan dentro. Más que Nadal en Roland Garros. Más que el piloto de Aterriza como Puedas. Pero qué bonitos son los condenados.
Yo en particular para moverme por Madrid, prefiero mi bici de carretera, con piñones y buenos frenos, y para ir a mi pueblo, qué quieren que les diga, voy más cómodo en mi coche con aire acondicionado, frenos ABS, airbag y Coque Malla en Spotify. Me siento seguro al coger el móvil a través del sistema Bluetooth sin soltar las manos del volante. Soy así de raro. Siempre nos quedará El Rocío.
Sucede algo parecido con los libros. Cansa oír eso de "es que donde esté el papel, que se quite el libro electrónico". Imagino que Moisés también prefería los mandamientos en piedra. Entiendo que Tutankamon preferiría el papiro al papel. Pero amigos, la evolución manda.
Si no viaja en caballo a su destino vacacional, si no tiene teléfono móvil porque se apaña con el fijo, si en lugar de calculadora utiliza lápiz y papel, ¿por qué ese rechazo al e-Book? No neguemos la evolución
No deja de hacerme gracia además el hecho de que quienes reniegan del e-Book pasen cuatro o cinco veces más tiempo al día frente al teléfono móvil, en una pantalla digital, parecida a la de un e-Book, que leyendo en papel. Pero no se les oyes quejarse tan alto.
No nos engañemos. El e-Book aporta muchas ventajas frente al libro en papel. Se puede leer de noche sin encender la luz y molestar a tu pareja -muchos vienen con luz integrada-. Se evita ocupar espacio en estanterías y cajas en trasteros. Son cómodos en vacaciones por el espacio que ahorran en la maleta. Se puede modificar el tamaño de letra a gusto de cada uno. Pueden integrar diccionarios o traductores -para leer en inglés-. Consultar una palabra es tan sencillo como pulsar sobre ella con el dedo.
Nada de lo comentado anteriormente es posible con los libros en papel. Y sin embargo las letras, las frases, los libros, son los mismos. Exactamente los mismos. No son distintos por el hecho de estar en un e-Book. Quizá lo que no esté acostumbrado usted es a utilizar el libro electrónico -le aseguro que en diez minutos aprenderá a hacerlo-. No estigmaticemos aquello que, sin duda, mejora la lectura, un bien tan hermoso como necesario para el desarrollo de las personas.
Si no viaja en caballo a su destino vacacional, si no tiene móvil porque se apaña con el fijo, si en lugar de calculadora utiliza lápiz y papel, si en lugar de máquina de escribir utiliza el ordenador ¿por qué ese rechazo al e-Book? No neguemos la evolución, es un rodillo sobre el que podemos viajar muy lejos o puede pasarnos por encima
A mi hijo Juan evito dejarle el móvil, pero siempre que me reclama el e-Book se lo dejo. Tiene sólo diez meses, así que lo babea y toquetea, nada más, pero me gustaría que, en la medida de lo posible, sea en el futuro un amante de la lectura. Como todo padre, quiero lo mejor para él. Quiero que lea en las mejores condiciones. Confío en que de niño, como su padre, no tenga que leer de madrugada, de forma clandestina, bajo las sábanas, con una linterna de mano. Si decide echarse al monte quiero que lo haga sin linterna, con la luz propia con la que brillará la pantalla de su e-Book. Bendita clandestinidad, la de los libros entre sábanas.
Si no viaja en caballo a su destino vacacional, si no tiene teléfono móvil porque se apaña con el fijo, si en lugar de calculadora utiliza lápiz y papel, si en lugar de máquina de escribir utiliza el ordenador ¿por qué ese rechazo al e-Book? No neguemos la evolución, es un rodillo sobre el que podemos viajar muy lejos o puede pasarnos por encima. Ustedes deciden.
Pasen el domingo sin pensar en el lunes, no me sean agonías. Serán mucho más felices.
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