El Banco de España ha rebajado la previsión de crecimiento de la economía española hasta el 2% para 2019, cuatro décimas menos de lo que preveía en junio, y ha anunciado también recortes en su previsión de creación de empleo e inflación, así como malos pronósticos para sectores como la vivienda.
El recorte en la tasa de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) se explica, por un lado, por la revisión a la baja que ha hecho el Instituto Nacional de Estadística (INE) del PIB de 2018, lo que ha llevado al supervisor a bajar su previsión de PIB para 2019 en dos décimas. Las otras dos décimas de recorte se deben a que en verano se han publicado peores indicadores coyunturales y al incremento de la incertidumbre global (por el brexit, las tensiones comerciales y la propia incertidumbre política de España).
También han rebajado a la baja la previsión de PIB para 2020, que sitúan en el 1,7%, dos décimas menos, y la de 2021, que colocan en el 1,6%, una décima menos.
La desaceleración afectará al empleo, ya que mientras que en 2018 la creación de puestos de trabajo aumentó un 2,5%, en 2019 se ralentizará hasta el 1,8% (dos décimas menos de lo esperado en junio), el 1,3% en 2020 (dos décimas menos) y el 1,5% en 2021 (una décima menos).
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Este descenso se debe a que "la tasa del paro ha dejado de caer en los meses de verano", explica la institución que lidera Pablo Hernández de Cos, aunque llegará a situarse en el 13% en el año 2021 (desde el umbral del 14,45% en que cerró 2018).
"Al empleo le está afectando el Salario Mínimo Interprofesional, pero también las tensiones comerciales entre China y EEUU, el clima de incertidumbre de la economía del Reino Unido, los problemas idiosincráticos del sector del automóvil, etcétera", ha explicado Óscar Arce, director general de Economía y Estadística de la institución.
2019, año perdido en déficit
La inflación también crecerá menos de lo inicialmente previsto. El índice armonizado de precios al consumo (IAPC) pasará de subir un 1,7% en 2018 al 0,8% en 2019 (tres décimas menos de lo augurado en junio), y se recuperará en los dos próximos años hasta el 1,1% y el 1,5%, respectivamente.
El Banco de España muestra una visión menos pesimista respecto al déficit, ya que a priori mantiene la previsión de que el déficit cierre en el 2,4% del PIB en 2019, cuatro décimas más de lo que prevé el Gobierno.
Sin embargo, el supervisor advierte de que eso dependerá de si el INE confirma el próximo día 30 que el déficit de 2018 fue del 2,48% del PIB. Si se produce un cambio en ese dato, cambiará también la previsión de 2019.
Si se cumple este pronóstico y el déficit se sitúa en el 2,4% a cierre de año apenas habrá variado en 2019 respecto al año anterior, cuando cerró en el 2,48% del PIB.
España no ha aprovechado el crecimiento
La entidad advierte de que los riesgos que acechan a la economía española están aumentando y ejercen una presión a la baja sobre las previsiones. Los principales son las tensiones comerciales, el riesgo de un brexit desordenado y la incertidumbre que existe en España ante la celebración de nuevas elecciones.
"La convocatoria de nuevas elecciones hace prácticamente imposible que se apruebe un presupuesto o se adopte cualquier medida, con lo que habrá nueva prórroga presupuestaria para 2020 y estimamos que los presupuestos para 2020 y las medidas que se adopten conforme a ellos los presentará el eventual gobierno que se forme después de las elecciones y serán medidas que se adopten ya en 2020", lo que retrasará la toma de decisiones que impulsen el crecimiento.
Han lamentado que España no haya aprovechado la situación de crecimiento de estos años, que "era óptima para hacer reformas" y que mantenga un nivel de deuda pública sobre PIB cercana al 97% del PIB incluso después de cinco años de crecimiento de PIB continuado de alrededor del 3%.
La desaceleración llega a la vivienda
El Banco de España explica que la demanda nacional seguirá siendo el principal soporte del crecimiento aunque tendrá menor dinamismo que en años previos, mientras que la demanda exterior neta ejercerá una contribución positiva en 2019.
El supervisor ha detectado también una desaceleración de la inversión en vivienda, que se observa sobre todo en las compraventas de viviendas de segunda mano, lo que le ha llevado a reducir su previsión para la inversión en el mercado de vivienda en la segunda mitad de año.
En el segundo trimestre se han moderado los precios, explica el supervisor, aunque considera que es pronto para saber si esto va a marcar una tendencia o no.
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