Hace unos días, el Instituto Nacional de Estadística (INE) publicaba los datos de las transmisiones de derechos de la propiedad correspondientes al mes de agosto, que reflejan la vitalidad del sector gracias a un incremento del número de operaciones del 57,9% en relación con el mismo mes de 2020. Un dato que no por excepcional no fuera previsible.
Analizando de una forma más pormenorizada las cifras se observa que de las 49.884 operaciones de compraventa que se registraron en dicho mes, 40.275 correspondieron a viviendas usadas, el 80,74% del total, y solo 9.609, el 19,26%, a viviendas nuevas. No se trata de un hecho aislado, por corresponder al mes de agosto. En los últimos seis años, las viviendas nuevas no han representado más del 20% de las operaciones totales.
En los ocho primeros meses de este año, se han vendido/comprado un total de 367.857 viviendas, de las que 74.896 han sido nuevas (el 20,36%) y 292.961 usadas (79,64%). Es decir, solo una de cada cinco viviendas que se compran en España son de nueva construcción. Ésta ha sido la tónica desde el año 2016 con escasas variaciones. La más destacada, en 2018, cuando el porcentaje de viviendas usadas cayó al 17,7%, su nivel más bajo en lo que va de siglo.
El descenso del peso de la vivienda nueva en el conjunto del sector es la consecuencia del cambio experimentado por la economía española desde la crisis financiera de 2008. En los años que precedieron a la quiebra de Lehman Brothers y de la mayor parte de las cajas de ahorros españolas, la actividad inmobiliaria y de la construcción era frenética. En nuestro país se llegaban a construir más viviendas en un solo ejercicio que en el conjunto de las tres principales economías del continente.
A nadie puede extrañar que entre los años 2005 y 2010, el peso de la construcción en el PIB llegase a superar el 10% y el valor de su producción a precios de mercado los 115.000 millones de euros, para un PIB de 1,1 billones. Hoy, las cosas han vuelto a los niveles normales. La construcción representa alrededor del 5,7% del PIB y aporta en torno a los 65.000 millones de euros a la riqueza nacional cada ejercicio. Las actividades inmobiliarias suponen en valor entre el 10 y el 11% del PIB, una cifra que sigue siendo bastante significativa.
El mejor agosto para la vivienda usada
Para la vivienda usada, agosto de este año ha sido el mejor agosto de los últimos quince ejercicios, con 40.275 operaciones de compraventa de vivienda. Sirva como referencia que en el mismo mes de 2020 se llevaron a cabo 24.774 transacciones. Esta cifra, obviamente, estuvo muy condicionada por la situación sanitaria provocada por la pandemia del coronavirus En agosto de 2019 se vendieron 29.364 viviendas usadas y en el de 2018, 36.698, la cifra más elevada hasta hace una semana.
Hace casi diez años, en 2012, en agosto, se vendieron 27.838 viviendas, de las que 13.960 fueron nuevas y 13.878, usadas. Fue la última vez en un mes de agosto en que las operaciones de compraventa de viviendas nuevas superaron a las de usadas, aunque la tendencia a la baja se empezó a notar ya en el año 2010.
Hasta entonces, la proporción de viviendas nuevas compradas sobre el total se había movido, siempre en los meses de agosto (la estacionalidad es también my importante en el sector) entre el 48,74% de 2011 hasta el 54,7% de 2009. A partir de entonces todo el camino recorrido ha sido cuesta abajo. En 2014, la proporción de viviendas usadas bajó al 34,18% desde el 43,71% del año anterior, y de ahí hasta el 20,07% de agosto de 2015. Si la mirada se echa un poco más hacia atrás, se llega al año 2009, cuando se vendieron 18.494 viviendas nuevas (el 54,70% del total) por 15.317 usadas (45,30%).
La vivienda en propiedad forma parte del acervo cultural de los españoles. Según los últimos datos recogidos por el Banco de España, a cierre de la primera mitad del año, la riqueza bruta de los hogares (sin tener en cuenta las deudas), ascendía a 8,179 billones de euros, de los que 5,695 billones (el 69,6%) corresponde a activos inmobiliarios y el resto, 2,484 billones, a activos financieros.
En 2018, se vendieron 517.984 viviendas, la cifra más alta desde la crisis financiera internacional de 2008. El 17,7% correspondió a viviendas nuevas y el 82,3%, a viviendas usadas, también el mayor registro del pasado reciente. 2010 fue el último año en el que se vendieron más viviendas nuevas que usadas: 220.612 (53,6%) por 190.979 (46,4%).
No en todas las regiones sucede lo mismo. La evolución depende de los planes urbanísticos de cada ciudad o municipio. En Extremadura, por ejemplo, la compra de vivienda nueva es una “rara avis”. Con los datos del INE para los ocho primeros meses del año, apenas representa entre el 10 y el 12% de todas las operaciones de compraventa de inmuebles que se realizan. En el País Vasco, la proporción se mueve entre el 12 y el 14%. y en Cataluña y la Comunidad Valenciana, en el entorno del 15%. Los mejores registros para las nuevas construcciones se dieron en Madrid con entre el 26 y el 30%, según los meses; Canarias, sobre el 25%, y Galicia (24%).
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