Las conversaciones entre Vodafone y MásMóvil se rompieron por el montante que pedía la corporación cuyo cuartel general se encuentra en Reino Unido. Vodafone, capitaneada en España por el irlandés Colman Deegan, fijó en 7.500 millones su valor para fusionarse con MásMóvil.
Las conversaciones tomaron mayor velocidad a principios del año pasado. Precisamente en marzo de 2021, con las negociaciones ya conocidas públicamente, los fondos que gobiernan MásMóvil -Providence, KKR y Cinven- pusieron sobre la mesa una cifra cercana a los 7.500 millones de euros para ejecutar la operación, tal y como publicó Vozpópuli.
Meses después, MásMóvil se desmarcaba anunciando la compra de Euskaltel por 2.000 millones de euros. La suma de ambas compañías supone una facturación conjunta de 2.700 millones de euros y más de 1.500 empleados en plantilla.
Pasado un tiempo, Vodafone y MásMóvil retomaron las conversaciones. Sin embargo, MásMóvil consideró que el valor de Vodafone se había reducido un año después. El sector lleva tiempo congelado en ingresos y no hay visos de mejora en el corto plazo. Meinrad Spenger, CEO de MásMóvil, consideraba que, en ese momento, 7.500 millones estaban por encima del valor real de Vodafone.
El Grupo Vodafone ha visto descender el valor de su acción un 13% en los últimos doce meses del año
"La situación general de los grandes operadores va de mal en peor. No son capaces de crecer en ingresos. Lejos de eso, su facturación, o está congelada o desciende. Valen menos que hace meses, es un hecho", explicaban ayer fuentes del sector a este diario.
Si se atiende al comportamiento de las acciones del Grupo Vodafone en bolsa, el recorte en el valor de sus títulos ha sido del 13% en los doce últimos meses, lo que ratifica la aseveración de las fuentes consultadas por este diario. Hay que tener en cuenta, además, que España, junto a Italia, son los mercados con peor comportamiento de la corporación, que precisamente por este motivo decidió buscar un socio con el que fusionarse.
Acuerdo entre Orange y MásMóvil
Orange supo aprovechar las circunstancias. La compañía francesa ingresa anualmente 250 millones de euros en concepto de alquiler de red a MásMóvil. El operador amarillo tiene como socio principal de red -fibra y móvil- a la empresa de origen francés. Ella quien le arrienda las infraestructuras que le permiten dar servicio a sus clientes.
Orange perdería ese bocado anual -los citados 250 millones de euros- si se producía una fusión entre los amarillos y Vodafone. Además, los naranjas quedarían en una situación complicada, toda vez que pasarían a ser el tercer operador por clientes en España.
De esta forma, el pasado 8 de marzo Orange y MásMóvil anunciaban en un comunicado conjunto el inicio de conversaciones para cerrar una operación al 50% que tendría al frente de la entidad resultante a Meinrad Spenger, el actual consejero delegado del Grupo MásMóvil.
Una vez se concrete el acuerdo, la pelota quedará en el tejado de los órganos dedicados a garantizar la competencia, en este caso la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
El Ejecutivo de Pedro Sánchez puede tener la última palabra para ratificar la fusión. La ‘Ley Antiopas’, aprobada durante la pandemia del coronavirus para proteger a empresas de corte estratégico para el país, permite analizar esta clase de operaciones.
Tal y como refleja el texto legal, se permite la suspensión del régimen de liberalización de determinadas inversiones directas "sobre empresas cotizadas en España, o sobre empresas no cotizadas si el valor de la inversión supera los 500 millones de euros, realizadas por residentes de otros países de la Unión Europea y de la Asociación Europea de Libre Comercio". La pretendida fusión entre Orange y MásMóvil reúne las condiciones.
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