Volkswagen Navarra cerró el año 2022 con una producción total de 288.088 vehículos, de los que algo menos de 37.000 unidades fueron del modelo Polo. Y es que poco a poco, el hasta no hace mucho modelo estrella de la fábrica con más de 40 años de producción ininterrumpida en Pamplona, va perdiendo peso, debido a que sus márgenes son menores.
Y más aún con la presión que supone la más que probable entrada en vigor de la normativa Euro 7 sobre emisiones que tanto lastra sobre todo a los modelos más pequeños, y que ha podido ser la puntilla para que Volkswagen haya decidido el cese de producción en Navarra de su más veterano modelo.
Una decisión que abre dos años de incertidumbre hasta el inicio de la fabricación en 2026 del primer coche eléctrico, al provocar una ventana de menor fabricación que la plantilla encara con la preocupación de poner en juego miles de empleos.
Lo ha reconocido en declaraciones a Efe Carlos Zalduendo, representante del Comité de Empresa de la planta por CCOO, tras comunicarles la dirección de Volkswagen lo que ya se sabía desde hace meses de manera extraoficial, como es que tras 40 años el modelo Polo dejará de producirse en Navarra en 2024.
"Lo asumimos con cierta nostalgia, sobre todo la plantilla que lleva muchos años en la fábrica. Ha sido una planta que hasta 2019 ha vivido siempre del Polo y todos tenemos la visión de que nos ha dado de comer", ha reconocido tras recordar que la producción del mítico modelo convive en los últimos años con la de los modelos T-Cross y Taigo, a los que en 2026 se sumará el primer eléctrico.
De este proceso de transición han tratado ya el comité de empresa con la dirección, con dos circunstancias que afectarán especialmente a la reducción de producción, la primera obligada por las paradas necesarias para adecuar la propia factoría a las nuevas instalaciones y procesos para el coche eléctrico, una transición que comenzaría ya en 2024.
La segunda preocupación se deriva de la normativa europea sobre límites de emisiones que tiene planteada la entrada en vigor en 2025 y para la que la plantilla pide una moratoria, ya que entienden que las inversiones necesarias por parte de los fabricantes para adaptarse a la norma conllevará una rebaja de producción.
"Ahora estamos en ese 'impasse' y todavía no sabemos, aunque esperamos una fuerte presión a nivel político para que se modifique esta normativa porque tiene una afectación muy grande al empleo", ha dicho Zalduendo, quien espera que en el segundo semestre de este 2023 haya una respuesta.
Caída de producción
"De todos modos tenemos que ir trabajando con los escenarios que nos pueden llegar a plantear, y lo más probable es que en 2024 tengamos períodos amplios de parada de fábrica en verano e invierno, y que además cerremos un día a la semana, los viernes por ejemplo, y no cubramos toda la producción semanal".
Al respecto, ha comprometido el trabajo del Comité para buscar mecanismos que regulen esta situación y buscar las soluciones que se necesiten, aunque ha sido más optimista en cuanto a la finalización de ese período porque espera que en 2026 el escenario para la fábrica sea mejor que el que existe en la actualidad, con más empleo incluso.
Y es que este año se espera otra vez una producción muy por debajo de las 300.000 unidades, cifra que será en 2024 todavía más baja cuando el Polo deje de fabricarse, aunque desde el Comité confían en sobrepasar ampliamente esa cifra en 2026 con la llegada del coche eléctrico. Pero hasta entonces, serán dos años de baja producción con el miedo que ello genera a nivel de empleo.
Una de las claves para mantenerlo en el tiempo será la decisión, aun por tomar, de que el nuevo proceso de ensamblaje de celdas de baterías se quede dentro de la fábrica y no se externalice a un proveedor.
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