Wall Street ha firmado una de las peores semanas de su historia y sin duda, la gestión pasiva y las órdenes robotizadas han contribuido a que así sea. Durante la sesión del martas y del jueves muchos expertos intentaban dar un motivo fundamental para los recortes en la Bolsa de Nueva York. Al final, todo se ha resumido a que gran parte del problema lo han provocado los 'robots'.
Gran parte de las decisiones de inversión mundiales actualmente están automatizadas por lo que, cuando se dan caídas fuertes, las órdenes de detención de compra (stops-loss) fijados por los algoritmos van cayendo como fichas de dominó, según ha explicado a este medio el director de Trading de Orey iTrad, Nelson Cruz.
La noche del martes fue un caos para todos los analistas. Al cierre de Wall Street había una cierta incertidumbre ante la mayor caída de la historia del Dow Jones. ¿Qué ocurría? Los datos macros estaban "bien", la situación geopolítica, sin cambios, y los resultados empresariales habían sido correctos. El único problema, el índice de volatilidad VIX, también conocido como el indice del pánico. En esa sesión subió más de un 14% y provocó que los robots decidieran vender, todos de golpe. A esto se le sumó los fondos smart beta, de gestión pasiva.
Fondos smart beta
La utilización de los fondos smart beta se hicieron muy populares hace dos años y se basan en la división de fondos de gestión pasiva. Esto significa que replican el comportamiento de las Bolsas, pero incluyen algunas características como la búsqueda de dividendos o de una menor volatilidad.
Con esta estrategia los inversores buscan un acceso eficiente y de bajo coste a los activos de retorno recurrente. Sin embargo, las transacciones de mercado abarrotadas por los grandes flujos de fondos smart beta podrían crear inestabilidades de mercado y dejar a los inversores expuestos a grandes pérdidas, como ha ocurrido esta semana.
Hay estrategias que corren el riesgo de ser víctimas de su propio éxito
Esto es agrava durante los períodos de estrés del mercado financiero, ya que la popularidad de los fondos smart beta está impulsando grandes cantidades de capital hacia áreas específicas del mercado y, si la marea retrocede, puede causar ciclos rápidos de retroalimentación negativa y desencadenar ventas masivas sistemáticas, según explica Jason Williams, vicepresidente sénior y gestor de Lazard Asset
Management.
Además, a medida que más inversores persiguen las mismas fuentes de rentabilidad, también es probable que disminuyan los retornos. Algunos también argumentan que los flujos de smart beta están distorsionando los precios del mercado.
Jason Williams opina que los productos smart beta generan factores más arriesgados o más volátiles para el futuro y, en esencia, tales estrategias corren el riesgo de ser víctimas de su propio éxito.
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