El banco digital Wizink, propiedad del fondo estadounidense Värde, disparó sus provisiones al cierre del pasado ejercicio, hasta los 209,6 millones de euros, ante la avalancha de reclamaciones de clientes por la aplicación de tipos de interés usurarios.
La entidad recogió en sus cuentas de 2019, aprobadas por la Junta general de Accionistas en agosto de este año, el impacto previsto en su negocio de la sentencia del Tribunal Supremo del pasado 4 de marzo, que declaró nulo el tipo de interés aplicado a un préstamo concedido a uno de sus clientes.
La anotación de las provisiones causó un roto millonario en el resultado de 2019 del banco. Wizink registró pérdidas por importe de 210 millones de euros, frente al beneficio de 387,5 millones de euros alcanzado en 2018 (cuando vendió su cartera de banking a Santander y Santander Totta, que supuso unas ganancias de 279,6 millones de euros).
Las reclamaciones recibidas por Wizink de clientes ascendieron el pasado año a 16.678, unas 4.000 más que en 2018
La Sala de lo Civil del Tribunal Supremo, en su sentencia de marzo de este año, en la que fue ponente el magistrado Rafael Saraza Jimena, desestimó recurso de casación interpuesto por Wizink contra sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Santander.
En ella, los jueces del Alto Tribunal examinaron el caso de un préstamo, concedido inicialmente al 26,82% TAE, y que ascendió al 27,24% de interés, asociado a una tarjeta de Wizink que ofrecía un crédito revolving. El cliente en cuestión había suscrito el 29 de mayo de 2012 un contrato de tarjeta de crédito Visa Citi Oro con Citibank España, posteriormente cedido a Wizink.
El Supremo señaló en su sentencia de este año que el interés fijado en el contrato de crédito revolving "es notablemente superior al normal del dinero y manifiestamente desproporcionado con las circunstancias del caso y, por tanto, usurario (...)".
Wizink dio la razón a sus clientes en 3.536 reclamaciones, y a la entidad en otras 11.927; en 2018 resolvió más casos a favor de los clientes que del banco
En sus cuentas de 2019, a las que este diario ha accedido a través de Insight View, Wizink admite que espera "un incremento del número de reclamaciones alegando tipos de interés usurarios, no siendo las cuantías significativas a nivel individual, pero sí de manera agregada".
El pasado año, como refleja Wizink en sus últimas cuentas anuales, el banco resolvió 16.678 reclamaciones de sus clientes, 4.000 más que en 2018.
El departamento de Atención al Cliente del banco dio la razón a los clientes en 3.536 casos, y a la entidad en 11.927. Un resultado muy diferente del comunicado en 2018, cuando Wizink resolvió a favor de sus clientes en 6.376 casos, y a sí mismo en un número inferior de reclamaciones, 5.094.
El banco ha indicado a este diario que el pasado año "realizó provisiones por todo el impacto estimado a futuro". Y que en 2020, utiliza las provisiones realizadas a este respecto en 2019. "Los resultados del 1H de 2020 demuestran que WiZink cuenta con una posición sólida para seguir haciendo frente a los actuales retos del mercado, continuar facilitando crédito a sus clientes en momentos complejos e invertir en su plan de crecimiento a futuro", señala.
Sobre la sentencia del Supremo de este mes de marzo, Wizink sostiene que las tarjetas de crédito con pago aplazado "son un producto regulado y utilizado por consumidores en toda Europa". El banco subraya que "no comparte las consideraciones que realiza la sentencia en cuanto a la forma de comercialización y funcionamiento del producto". Y asegura que, como entidad bancaria regulada, "cumple con todas las normativas que garantizan una comercialización responsable de sus productos".
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