Economía

Prueba de fuego para las tecnológicas: Xiaomi en apuros ante su salida a Bolsa

La compañía de móviles china podría ser la primera salida a Bolsa de una gran tecnológica que no reciba apetito inversor 

El furor por la salida a Bolsa de Xiaomi ha ido de más a menos en cuestión de meses. Se suponía que el gigante chino iba a salir con una valoración inicial de 100.000 millones de dólares, pero la situación del mercado a propiciado que reduzca esta cifra hasta prácticamente la mitad (54.000 millones).

Con esta primera cifra, se esperaba que Xiaomi se convirtiera en la tercera mayor empresa tecnológica china, después de Tencent y Alibaba, pero no será así, ya que las turbulencias bursátiles derivadas de la guerra comercial ha provocado una cierta falta de interés hacia esta IPO

Inversores institucionales observaron en el mercado ofertas de 15,40 dólares hongkoneses por acción, lo que supone un descuento de casi un 10% por debajo del precio fijado, que se situó en los 17 dólares, según fuentes consultadas por Bloomberg y recogidas por Vozpópuli.

Esto supone situarse incluso por debajo de los cálculos de las firmas de análisis, que valoraban a Xiaomi entre 65.000 y 85.000 millones de dólares. 

Salida dual frustrada

También se había hablado sobre una posible salida a bolsa dual, en el parqué de Hong Kong y en China continental, pero finalmente soló tocará la campana en Hong Kong, un mercado que acaba de reformarse y permite que puedan cotizar compañías con diferentes clases de acciones. Así, de acuerdo con la solicitud de Xiaomi, su estructura accionaria comprenderá acciones de clase A y acciones de clase B.

Tanto por cuota de mercado como por envío real la compañía es ya la cuarta marca que más teléfonos vende en todo el mundo, detrás de Samsung, Apple y Huawei.

Xiaomi obtiene el 70% de sus ingresos de la venta de teléfonos inteligentes, mientras que el resto procede de aparatos inteligentes integrados en sus móviles, como televisores, drones, dispositivos de realidad virtual o purificadores de aire.

El gigante chino comenzó a crecer gracias al bajo coste de sus dispositivos, que ofrecen prestaciones similares a las de las marcas occidentales. Pronto, la “feroz competencia” de otras marcas chinas como Oppo y Vivo obligaron a la compañía a virar su estrategia hacia la mejora de su tecnología, la expansión a nuevos mercados y la ampliación de su distribución en tiendas físicas.

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