El Gobierno griego de Alexis Tsipras apenas cuenta con siete semanas para alcanzar dos acuerdos con Bruselas. El primero de ellos para que se liberen los 7.200 millones del último tramo del actual rescate. Atenas necesita estos fondos pronto, porque en la próxima semana hace frente a dos vencimientos, uno de 753 millones que debe al FMI y otro por valor de 1.400 millones en letras.
Y el siguiente acuerdo que debería suscribir el Ejecutivo heleno con la Troika sería el del nuevo programa de rescate, dado que el actual caduca el 30 de junio. Los griegos precisan un nuevo paquete de fondos porque entre junio y diciembre han de amortizar unos 22.000 millones de euros de deuda.
O sea, que los griegos tendrían que sellar en principio dos acuerdos en cuestión de unas siete semanas. O puede que incluso en menos tiempo, ya que algunos Parlamentos necesitarían de alguna semana por lo menos para poder aprobar el nuevo programa de rescate. Lo cual dejaría el plazo límite incluso más ajustado, probablemente en el entorno de las tres o cuatro semanas.
La distancia entre las posiciones helenas y las de Bruselas todavía se antojan demasiado alejadas
Sin embargo, la distancia entre las posiciones helenas y las de Bruselas todavía se antojan demasiado alejadas. El Ejecutivo griego insiste en mantener líneas rojas como la reforma laboral, las pensiones, el IVA o el grado de superávit antes del pago de intereses, todas ellas exigencias esenciales para los acreedores. Por no hablar de que también ha intentado explotar las diferencias de criterio existentes entre Europa y el FMI a la hora de plantear o no una nueva reestructuración de la deuda. "El FMI siempre defiende la idea de una quita porque no se la aplica a sí mismo al ser el acreedor más senior", explican varias fuentes de Bruselas.
De acuerdo con estas fuentes, incluso después de relegar a Varoufakis y cambiar los negociadores, los griegos han estado arrastrando los pies. El pasado lunes, algún que otro líder europeo tuvo que llamar a Tsipras para que varios negociadores se personasen con todos los datos en Bruselas. Y a partir de ahí es cuando se ha notado una mejora sustancial de la disposición que exhiben los helenos durante las conversaciones.
Varoufakis y el Eurogrupo del lunes
A su paso por Madrid, el ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis presentó un plan de crecimiento para Grecia que contempla entre otras cosas la creación de un banco malo y de un banco de desarrollo. Sin embargo, ese plan que también propuso en Roma y París no tenía nada que ver con lo que se está negociando en Bruselas, según comentaron varios oficiales europeos al Wall Street Journal. "El hecho de que Varoufakis haya ido a los países del sur subraya su pérdida de relevancia. El próximo lunes acudirá al Eurogrupo tutelado por Euclid Tsakalotos. Pero en cualquier caso las negociaciones ya están en manos de Tsipras", señalan fuentes sitas en Grecia.
Según esas mismas fuentes, Tsipras se ha pasado todo el sábado telefoneando a los distintos líderes europeos. Y ha convocado con carácter de urgencia una reunión de su gabinete para este domingo al mediodía. Aunque las encuestas le dan unos 20 puntos de ventaja con respecto a la formación Nueva Democracia, necesita que el acuerdo obtenga el respaldo completo de su partido de forma que no haya que recurrir a los votos de la oposición para aprobarlo.
Si bien es cierto que los ingresos y gastos mensuales del Estado heleno han mejorado algo, también existe la sospecha de que se están retrasando numerosos pagos, sobre todo después de que el Ejecutivo haya tenido que tomar dinero de las agencias independientes y de los ayuntamientos o de que se haya visto obligado a anunciar una amnistía fiscal.
Incluso en estas circunstancias, nadie espera que se rubrique un acuerdo en el próximo Eurogrupo del lunes 11. Esta reunión más bien servirá para informar a los ministros de Finanzas de los progresos alcanzados en las discusiones entre los técnicos. Y así no es de extrañar que haya riesgo de accidente, tal y como advirtió este sábado el mismísimo ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, partidario de la salida de los griegos del euro si no cumplen. Otra buena excusa para unos inversores que ya ven muy cara la deuda pública en Europa y que bien podrían dar algún que otro susto a nuestros costes de financiación. De hecho, aunque por unas razones algo más complejas, la semana pasada la rentabilidad del bono a diez años experimentó el mayor incremento de la serie histórica en un sólo día, testando las capacidades de apagafuegos del BCE...
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