Yolanda Díaz está dispuesta a asumir más galones en el próximo gabinete de coalición con Pedro Sánchez. La líder de Sumar aspira a convertirse en vicepresidenta primera y ministra de Industria en un escenario en el que se da por muy probable que Nadia Calviño ponga rumbo al Banco Europeo de Inversiones (BEI). Varias fuentes gubernamentales consultadas por Vozpópuli así lo constatan sobre un futuro gabinete que sólo está en la cabeza de Sánchez. El entorno de Díaz ni confirma ni desmiente. El propio presidente en funciones ha hecho algún guiño, especialmente en la presentación del pacto de gobierno con Sumar, en el que en una escenografía de armonía plena se refirió a Díaz como "la vice", un apelativo con el que en el Gobierno suelen referirse a la actual vicepresidenta primera y titular de Economía. Y que en otros Ejecutivos, como el de Mariano Rajoy, también se usaba para la número dos, Soraya Sáenz de Santamaría.
Lo cierto es que Díaz, ya sin la mordaza de Podemos, tiene más legitimidad para asumir un rol más importante en la coalición. La líder de Sumar tiene los votos que le dieron los españoles como aval ante el PSOE. Hasta ahora, su pertenencia en Moncloa era el resultado de la decisión de Pablo Iglesias. Pero con los morados reducidos a su mínima expresión, cabe esperar que Díaz logre más consideración en el Consejo de Ministros. Sánchez cuida la imagen de Díaz. Lo ha hecho siempre que él lo ha necesitado políticamente. El presidente vende que sus gobiernos son "de coalición progresistas". Y su devenir está atado al de Yolanda Díaz en la culminación del ticket progresista que plantearon ya en la moción de censura de Ramón Tamames y Vox y con el que concurrieron a las elecciones generales el 23-J.
Si Sánchez, finalmente, se decantara por Díaz para la vicepresidencia primera, el líder socialista estaría mandando un mensaje importante. La ministra de Trabajo podría presidir el Consejo de Ministros en ausencia del presidente, lo que reforzaría su imagen presidenciable y su capacidad de decisión en Moncloa. Díaz no sólo ve con buenos ojos adquirir un rol político más fuerte, sino que cada vez invade más las competencias de Economía. Este lunes, sin ir más lejos, participó en un debate con economistas organizado por su Ministerio para "avanzar en distribución equitativa de los costes de la inflación", lo que causó malestar en el Ministerio de Asuntos Económicos.
Política económica e Industria
Díaz siempre fue el contrapeso de la ortodoxia de Calviño. Pero también ha adquirido un peso internacional cada vez mayor, especialmente en Bruselas. La vicepresidenta ha buscado erigirse en un referente en políticas laborales en otros países comunitarios que, según se equipo, no hacen más que preguntarle por la reforma laboral, la ley rider, etc. La líder de Sumar lleva tiempo advirtiendo de que la economía debe cambiar: "La cuestión está en quién paga impuestos. En mi país, y en el mundo, asistimos a una auténtica deserción fiscal de los híper ricos. El 80% de recaudación del IRPF es sobre las rentas. No hay nada menos democrático que decirle a nuestro país que quien está soportando la dependencia, los cuidados… lo hacen, una vez más, los trabajadores y trabajadoras", dijo hace más de un año junto al economista francés Thomas Piketty.
Sin embargo, Díaz ambiciona convertirse en ministra de Industria además de vicepresidenta primera, en un organigrama en el que este Ministerio, que ha formado parte del de Economía en algunas ocasiones, sería protagonista, trasladan las fuentes consultadas.
La ahora ministra de Trabajo dejaría su cartera natural como abogada laboralista y se dedicaría a cuestiones de política económica e industrial sobre las que teoriza desde hace meses, en intervenciones en las que apunta a la necesidad de reformar la SEPI y las empresas públicas que penden de ella.
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