Frente a la estación de Delicias de Zaragoza, construida para albergar el AVE en la capital aragonesa, dos parcelas buscan nuevo dueño desde hace más de un década. Forman parte de la cartera de suelos ligados a la llegada de la alta velocidad a la ciudad, para los que había grandes planes en la época del ‘boom’. Pero lejos de ser algo de lo que enorgullecerse, el que llegó a denominarse ‘barrio del AVE’ es hoy en día un problema de dimensiones considerables para las tres administraciones. Después de tres intentos infructuosos, la cuarta subasta que se llevará a cabo en las próximas semanas será clave para determinar si las ya de por sí maltrechas arcas zaragozanas sufren un nuevo roto.
Los tres intentos anteriores han terminado de forma idéntica: nadie ha querido pujar por unos suelos que suman unos 48.000 metros cuadrados y que podrán albergar aproximadamente 450 viviendas. El problema es que durante todo este tiempo, Zaragoza Alta Velocidad (ZAV), la sociedad participada por el Ayuntamiento de la capital, el Gobierno de Aragón y el Ministerio de Fomento y que es propietaria de los suelos en torno a las estaciones de Delicias y El Portillo (donde llegan los trenes de la red convencional) ha acumulado una deuda superior a los 400 millones de euros.
Una cantidad que no ha podido aminorar con la venta de activos por la falta de interés de los inversores.
Es un hecho que ZAV necesita liquidez con urgencia. El año pasado, poco después del verano, se llevó a cabo el último proceso de subasta de los terrenos, con el mismo resultado que los dos anteriores: desierto.
Pero en esta ocasión no se ha esperado tanto tiempo para volver a intentarlo, aunque la situación no haya mejorado (quizá justamente al contrario debido a la incertidumbre política que no era tan patente en el anterior proceso). Pero precisamente tiempo es lo que no le sobra a la propietaria de los suelos.
Sin rebaja de precio
Ni dinero. Lo necesita de forma urgente para seguir negociando con la banca acreedora. La prueba está en que la subasta que acaba de ponerse en marcha no presenta una rebaja en los precios de los suelos, algo más de 41 millones de euros por ambas parcelas. ZAV tan sólo puede ofrecer como estímulo un plazo más amplio para pagarlos: hasta siete años.
En el caso del Ayuntamiento de Zaragoza, que participa en ZAV con un 25%, sus compromisos de pago relacionados con la deuda se aproximan a los 100 millones de euros hasta 2019.
La situación financiera del Consistorio no es ni mucho menos desahogada. La Cámara de Cuentas de Aragón detectó un agujero de 335 millones de euros en sus arcas. También consideró que el Ayuntamiento no había provisionado correctamente el riesgo asociado a su participación en la sociedad.
El precio de las parcelas supone valorar las viviendas en unos 880 euros por metro cuadrado, un 30% por debajo del precio medio de los pisos en Zaragoza. Sin embargo, por lo que parece, el atractivo no es suficiente. En su día, ZAV aseguró que los activos ya contaban con una depreciación del 60%. Los precios no pueden ajustarse mucho más.
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