Si no cambian las cosas, el campo dejará de pertenecer a los agricultores y los ganaderos y pasará a estar en manos de los brokers. Los fondos de inversión que han 'entrado' en el campo se han triplicado en los últimos 13 años. Concretamente, desde el año 2010 hay 152 nuevos fondos a nivel especializados en la tierra, pasando de apenas 72 en el inicio de la década pasada a 224 a término del 2023.
Así queda reflejado en el 'Informe 2024 sobre la Estructura del Suelo Rústico en España' realizado por Cocampo, una plataforma de anuncios de compraventa y alquiler de fincas rústicas con más de 300 mil hectáreas a la venta. En el capítulo XII, titulado 'Tendencias globales en la inversión agro. Los fondos de inversión en tierra diversifican su estrategia de producción', Valoral Advisors, colaborador del extenso informe, asegura que "esta tendencia refleja un interés en aumento por parte de inversores institucionales, que buscan protección frente a la inflación y diversificación a través de un activo tangible".
Son varios los aspectos que explican el interés de los fondos en el sector agrícola. Regino Coca, CEO y Fundador de Cocampo, los sintetiza, a preguntas de Vozpópuli, de la siguiente manera: "Los fondos y resto de organismos interesados en invertir ven una oportunidad en la tecnologización que está viviendo el campo, en apostar por la maquinaria y son conscientes de la alta rentabilidad del campo, pese a la compleja situación que ahora mismo atraviesa el sector", explica.
Desde Valoral Advisors lo explican así: "Este activo ha ganado más relevancia estratégica debido a los desafíos que existen para producir y alimentar a una población creciente, en un contexto de mayores dificultades frente a los efectos del cambio climático y el impacto de un mundo multipolar, donde las tensiones geopolíticas pueden afectar con más frecuencia a las cadenas de suministro de alimentos".
El campo gana protagonismo
El 'grito' del campo, que ha tomado las calles europeas desde hace semanas, puede llevar a pensar que el mundo agrícola ya no tiene valor. Todo lo contrario. Pese a los desafíos sociales a los que se enfrenta la economía rural, el sector primario español ha ganado protagonismo en términos económicos en los últimos años.
Por ejemplo, en 2023, la renta agraria supuestamente creció un 11,1% en relación con 2022, alcanzando los 31.931 millones de euros, y la producción registró un valor récord de 65.081 millones de euros, un 3,3% más en comparación con el año anterior. Además, ha aumentado la demanda de las fincas rústicas en un 5,4% con respecto al 2019, hasta lograr un total de 148.621 adquisiciones en 2023.
Es por todo ello que las oportunidades de inversión se han fomentado. Concretamente, España ha experimentado diversas olas de inversión centradas en diferentes cultivos, como olivos, almendros, cítricos, frutas de hueso, pistachos y aguacates.
Este hecho lleva a otro aspecto a destacar, que puede suponer un soplo de aire fresco para el campo. La creciente demanda de estas propiedades, sumada a la limitada disponibilidad de tierras agrícolas, han impulsado un aumento en su valor. En 2022, el precio medio de la tierra para uso agrario del país experimentó una subida de 83€/ha, con respecto a 2021, situándose en 10.263 €/ha.
Faltan agricultores
En cualquier caso, destacan, esto es un síntoma negativo para el sector. Los autores del informe han detectado que este aumento del interés de los fondos de inversión en el campo y su correspondiente presencia como propietarios de tierras agrícolas ha podido realizarse por varios aspectos que no son precisamente positivos.
Una fuerte fragmentación del suelo rústico, evidenciada por la división de los terrenos en parcelas más
pequeñas; el envejecimiento de la población en las zonas rurales derivado de las dificultades que enfrentan los jóvenes agricultores y ganaderos para adquirir fincas rústicas, que a su vez está provocando un incremento de las transmisiones de terrenos rústicos, un aumento que se atribuye al elevado número de herencias, que registraron 181.765 fincas rústicas, un 2,3% más en comparación con el año anterior.