Hace un par de semanas, el Banco de España presentó las proyecciones macroeconómicas de otoño hasta 2026 que, en líneas generales, dibujan un horizonte despejado para los dos próximos ejercicios, aunque no exento de nubarrones. El pujante crecimiento del Producto Interior Bruto no se está trasladando proporcionalmente al consumo de los hogares y, menos aún, a la inversión. Además, en el tercer trimestre del año se ha empezado a sentir una desaceleración en la creación de empleo, una caída de la afiliación a la Seguridad Social y de los indicadores de confianza.
Reconocía el banco central español que, “tras la pandemia, la recuperación del consumo está siendo más débil de la que sería acorde con la evolución de sus determinantes fundamentales”. En opinión de la Dirección General de Economía y Estadística, la debilidad del gasto en bienes duraderos y semiduraderos “explican el grueso de la brecha en los niveles medio de gasto por hogar con respecto a 2019”.
Uno de los indicadores más relevantes de la marcha de la economía es el de la concesión de créditos tanto a familias como a sociedades no financieras. Y los datos del mes de agosto, los últimos publicados por el Banco de España, siembran de dudas la parte final del año. En el mes agosto, las entidades financieras concedieron a las familias a través de nuevas operaciones de crédito un total de 7.303 millones de euros, un 39,34% menos que en el mes de julio, y 22.747 millones de euros a empresas, un 42,23% menos que en el mes anterior.
Es cierto que agosto es el mes en el que mayor número de personas disfrutan en España de sus vacaciones anuales, pero la actividad económica continúa, aunque aun ritmo algo inferior, y las familias gastan con un menor control en el sector servicios, que vive en el verano sus momentos de mayor gloria. Pero es que en el año 2023, el descenso de la concesión de crédito entre los meses de julio y agosto fue del 27,31% en el caso de las familias y del 29,18% en el caso de las empresas, con el agravante de que los tipos de interés hace un año estaban más altos que en la actualidad.
De acuerdo con las estadísticas recién publicadas del Banco de España, en el mes de agosto se concedieron créditos para la compra de una vivienda por importe de 3.667 millones de euros, un 45% menos que en el mes anterior (6.660 millones). Nada que ver con los meses de agosto de los años dorados de la economía española, 2005, 2006 y 2007, cuando se superaban los 9.000 millones de euros.
En el caso de los créditos al consumo, aquellos que se destinan a la compra de automóviles, motocicletas, electrodomésticos de alta gama, ordenadores de última generación... el descenso ha sido menos violento que en el caso de los créditos hipotecarios. En agosto se realizaron operaciones por un importe de 2.650 millones de euros, cuando en julio se concedieron 3.438 millones, lo que supone una caída del 22,9%, el doble de la que se registró entre los mismos meses de 2023. Los ciudadanos han preferido tirar del ahorro acumulado desde la pandemia para irse de vacaciones o darse algún capricho personal, como lo demuestra el hecho de que en julio, el saldo vivo de las cuentas corrientes bajara en 17.600 millones.
Otros créditos
El tercer apartado de los créditos a los hogares es el denominado “para otros fines” en la jerga financiera. Son los que menos volumen representan en su financiación, con entre el 15 y el 17% del total. En los tres últimos ejercicios se mantiene en el entorno de los 16.500 millones de euros anuales y en los ocho primeros meses de este año acumulan un montante de 12.200 millones, en línea con lo que la tradición manda. En agosto han sufrido una contracción del 49%, al bajar de 1.942 millones a apenas 986 millones.
La financiación empresarial ha corrido peor suerte. Las expectativas de que los tipos de interés oficiales sigan bajando al mismo ritmo que lo hace la inflación están retrasando las decisiones de inversión, particularmente en el caso de las grandes empresas. Además, en las últimas semanas, la escalada del conflicto en Oriente Medio ha multiplicado las incertidumbres internacionales. Por esas razones y también por la debilidad política del Gobierno de coalición, a nadie puede extrañar que las empresas “sólo” hayan demandando de los bancos 22.747 millones de euros, cuando en julio la concesión superó los 39.300 millones: un desplome del 42,2%.
Las más afectadas han sido las grandes compañías. Los créditos de más de un millón de euros cayeron en agosto un 51% en relación con los concedidos en el mes anterior: 8.344 millones frente a los 16.958 del mismo mes de 2023. En el caso de los créditos de entre 250.000 y un millón de euros, el descenso registrado ha sido del 41,3% (28,6%) en 2023, y en el de los de menos de 250.000 euros, del 34,2%, frente a la caída del 11,1% del mismo mes del pasado año.