El camino para llegar a implantar el coche eléctrico sustituyendo a los tradicionales motores de combustión va a ser no sólo largo, sino sobre todo costoso. Según un informe elaborado por la consultora AlixPartners, los fabricantes de vehículos y la industria auxiliar afrontan a nivel global un coste cercano a los 70.000 millones de euros hasta 2030 por la transición de sus cadenas de suministro de vehículos de combustión interna a vehículos eléctricos,
La firma considera que entre el 40% y el 60% de ese coste estimado puede ser reducido en caso de que las empresas "atajen de forma proactiva" la transición hacia vehículos eléctricos en sus respectivas cadenas de suministro.
En todo caso, la consultora alerta de que la escasez de semiconductores seguirá afectando al suministro de los fabricantes al menos hasta 2024. También ha avisado de que los incrementos de costes de las materias primas todavía no se han reflejado por completo en el rendimiento económico de las empresas.
En Estados Unidos, el coste de la materia prima empleada para vehículos de combustión interna es de 3.662 dólares (3.486 euros) por vehículo, una cifra que es más del doble que la registrada antes de la pandemia. Sin embargo, el coste de materiales para vehículos eléctricos de batería es bastante superior, llegando a 8.255 dólares (7.859 euros) por vehículo.
Esta abultada diferencia se debe a los precios del cobalto, del níquel y del litio. De hecho, los responsables del estudio consideran que es "complicado" rebajar los costes de materiales para los vehículos eléctricos porque el precio de la baterías de iones de litio están afectadas por la inflación de la materia prima y por la escasez de material.
Con respecto a la infraestructura de carga, un punto crítico para los vehículos eléctricos, el estudio califica como necesario invertir unos 45.000 millones de euros hasta 2030 solo en Estados Unidos. Sin embargo, hasta la fecha solo se han comprometido inversiones por valor de cerca de 11.000 millones de euros.
Casi 20.000 millones en infraestructuras
Y si la inversión alcanza cifras millonarias para los fabricantes, tampoco se queda atrás la necesaria para dotar de las infraestructuras necesarias para dar servicio al coche eléctrico. Sólo en Europa, para dar servicio al volumen de coches eléctricos que se espera en los próximos años se estima una inversión en infraestructuras de recarga superior a los 17.000 millones de euros anuales hasta 2030, según un estudio de Allianz Trade.
Unas inversiones que abordan tres cuestiones clave: reducir la carga normativa para acelerar la aprobación de los permisos de construcción de cargadores; mejorar la red eléctrica para hacer frente a la nueva demanda y aliviar los costes, ya que un cargador de 350 kilovatios (kW) puede costar más de 100.000 euros en Europa.
En 2021, el gasto mundial relacionado con el vehículo eléctrico, tanto por el propio vehículo como por la recarga, creció más de un 75%. Sin embargo, estas inversiones están fuertemente inclinadas hacia la compra de nuevos vehículos, de modo que las inversiones en recarga, tanto en la pública como en la privada, tendrían que aumentar. Asimismo, el sector necesita aumentar las inversiones para hacer frente al limitado suministro de litio, una materia prima clave en las baterías y cuyo 90% procede de solo tres países, China, Australia y Chile.
Según las estimaciones actuales y el aumento previsto de la demanda de vehículos eléctricos, la economía mundial podría enfrentarse a un déficit de suministro de más de 500.000 toneladas de litio en 2030 sobre la base de las reservas actualmente conocidas. Por ello, el estudio sostiene que para aumentar la producción hay que invertir en nuevas tecnologías, por ejemplo, la extracción directa de litio, y aumentar la exploración.