Economía

España, de liderar la fecundidad en la UE a ser el país donde menos niños nacen

A principios de los años setenta España era, tras Irlanda, el país de la UE con mayor tasa de fecundidad, mientras que ahora se sitúa a la cola sólo por detrás de Malta

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Madre posa con su hijo recién nacido en el hospital de La Paz. EP

La tasa de fecundidad, indicador demográfico que refleja el número medio de hijos por mujer, está en mínimos históricos. En cuestión de medio siglo España ha pasado de liderar la Unión Europea en nacimiento de niños a estar a la cola.

Los datos publicados por la oficina estadística de la UE, Eurostat, sitúan la tasa de fecundidad de España en 2022 en 1,16 hijos por mujer. Es la segunda más baja, sólo por detrás de Malta. En 1972, cincuenta años antes, era de 2,87, la más alta tras la de Irlanda.

Lejos de mejorar, la situación amenaza con agravarse. Según una estimación de Funcas, el número de hijos por mujer en España se situó en 2023 en el mínimo histórico de 1,12, ligeramente inferior al anterior registro más bajo alcanzado en 1998 (1,13 hijos por mujer).

La Fundación de las Cajas de Ahorros apunta que, tras el desplome de la fecundidad en España que se inició en 1977, ya desde 1981 se ha mantenido en niveles inferiores al reemplazo generacional (2,1 hijos por mujer).

En todo caso, el think tank recuerda que "el descenso de la fecundidad en España y en el resto de Europa forma parte de un proceso global que no afecta solo a los países desarrollados". Y advierte de la aparente pérdida de eficacia de las prestaciones como método para aumentar los nacimientos.

Durante años los datos han mostrado que los países con un mayor gasto público en prestaciones familiares y de infancia registraban una fecundidad más elevada. En 2012, España dedicó un 0,73% de su PIB a este tipo de prestaciones y registró una fecundidad de 1,32.

De acuerdo con las estimaciones de Funcas, elevar la fecundidad hasta 1,5 habría requerido aumentar en 0,8 puntos de PIB el gasto en tales políticas, es decir, doblarlo. "Pero ya no es solo que el esfuerzo económico necesario sea muy elevado, sino que la relación se ha ido diluyendo hasta desaparecer prácticamente", añade.

Pone el ejemplo de Finlandia. En 2012, el país nórdico dedicó un 3,3% de su PIB a ayudas, lo que pudo contribuir a mantener uno de los índices de fecundidad más altos (1,8 hijos por mujer). Sin embargo, en 2022 siguió siendo uno de los países con más gasto (2,9% del PIB) y el índice había caído hasta 1,32, una de las más bajas de su historia.

En cambio, Dinamarca representaría un caso casi opuesto: su gasto en prestaciones se redujo notablemente sin que su fecundidad experimentara una caída proporcional. En este sentido, Funcas apela a la necesidad de "tomar conciencia" de la "crucial importancia" de esta cuestión para nuestra sociedad.

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