Economía

La incertidumbre hunde la inversión extranjera en España hasta el nivel más bajo desde la pandemia

Ha sido el primer semestre más flojo en inversión extranjera desde el año 2021. Respecto a los años precovid, los empresarios internacionales han invertido en España un 36% menos

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Imagen de archivo del puerto de Valencia. Europa Press

España está registrando los peores niveles de inversión extranjera de los últimos tres años. En la primera mitad del año el capital que ha entrado en el país no alcanza los 12.000 millones de euros, algo que no ocurría desde 2021.

Incluso el año pasado, cuando la inversión extranjera cayó un 12% respecto al anterior, se superó esa cifra en el primer semestre. Esto permite anticipar que el país se encamina hacia el peor ejercicio en inversión extranjera desde la pandemia.

Entre enero y junio han entrado en España 11.763 millones de euros, un 3,7% menos que el año pasado. Respecto al periodo previo a la pandemia, entre 2017 y 2019, está un 36% por debajo. La media de esos años se situó en los 18.251 millones.

Gregorio Izquierdo, director general del Instituto de Estudios Económicos (IEE), el think tank de CEOE, recuerda que "la subida de los tipos de interés en el mundo ha supuesto una retracción global de la inversión exterior".

Pero, además de eso, el economista añade que en el caso de España "la insuficiente rentabilidad obtenida en un entorno de cierta incertidumbre regulatoria y fiscal esta penalizando las oportunidades de recibir inversión exterior".

El contexto político de España en los últimos meses ha estado marcado por el amago de dimisión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ante la investigación a su esposa; el pacto fiscal con ERC para la investidura de Salvador Illa como presidente de la Generalitat; o la fragmentación que impide aprobar unas nuevas cuentas públicas.

Finalmente, más allá de la inestabilidad política, hay que tener en cuenta que "la débil progresión de la inversión empresarial reduce el número de proyectos nuevos potenciales receptores de estos flujos", tal y como apunta Izquierdo.

Pese a la importante inyección de fondos europeos, la inversión en general no logra despegar. La formación bruta de capital fijo (como se denomina y mide esta variable en el PIB) se sitúa un 1,3% por debajo del nivel prepandemia, según los últimos datos trimestrales del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Madrid acapara el 75% de la inversión extranjera

Los datos difundidos por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio reflejan una mayor concentración de la inversión extranjera en Madrid. Casi siete de cada diez euros invertidos por extranjeros en España ya acaban en la capital.

Por el contrario, Cataluña, otra de las comunidades que tradicionalmente ha tenido más atractivo y peso, representa ya menos del 20%. En el primer semestre del año, apenas ha acaparado el 15% de los 11.700 millones invertidos en España.

A finales de los años noventa el volumen de inversión en las dos comunidades autónomas era muy similar, entre 500 y 1.000 millones al trimestre, pero la brecha se ha ido ensanchando y ahora se sitúa en máximos.

Desde la Consejería de Economía, Hacienda y Empleo de la Comunidad de Madrid atribuyen esta evolución a "la eliminación de trabas burocráticas y simplificación normativa" y a la "senda de bajos impuestos, con la deflactación del IRPF".

En cualquier caso, la fotografía nacional no es buena. El Gobierno lleva meses intentando 'despertar' la inversión extranjera en España. Hace unas semanas, durante su visita a Shanghái, Sánchez anunció un pacto con el gigante chino Envision para invertir 1.000 millones en una fábrica de electrolizadores.

El potencial inversor de China, especialmente en renovables y automoción, está llevando a los gobiernos europeos a actuar. Sin embargo, en lo que va de año han entrado desde el país asiático 11,7 millones, cinco veces menos que antes de la pandemia.

El contexto de tensiones y disputas con la Unión Europea por la imposición de aranceles a los vehículos eléctricos chinos y a la importación de porcino y otros bienes por parte de Pekín supone un lastre en estas relaciones comerciales.

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