Economía

La alianza de Indra con ITP, primer paso para crear un gran grupo de defensa en España

La operación empujará la idea del Gobierno de crear una industria nacional en tiempos de tensión internacional. Navantia y Sapa añadirán más argumentos para pelear por contratos con franceses o italianos

  • Eurofighter del Ejército español. -

La industria de defensa vive un momento de gran actividad ante los tambores de guerra. Aunque España parte con cierta desventaja en Europa. Francia tiene una empresa como Thales, Italia a Leonardo o Reino Unido a BAE Systems. Ante la falta de una empresa de tal magnitud, el Gobierno quiere crear un conglomerado de empresas que se complementen a la hora de pelear por estos cuantiosos contratos. El primer paso es el entendimiento entre el fabricante de motores de aviones ITP y la tecnológica Indra.

El proceso está en marcha. Desde que el pasado año el fondo Bain Capital adquiriese ITP a la británica Rolls Royces por cerca de 1.600 millones, los movimientos accionariales y las negociaciones dentro de ITP muestra que la industria de defensa española está uniendo lazos para poder competir en los grandes proyectos que surgen con la escalada de tensión a nivel mundial. 

Las empresas quieren moverse de forma conjunta, sin tener que comprarse unas a otras o fusionarse. Por ello, el sector espera que las compañías compren pequeñas participaciones para poder tener ‘voz y voto’ en los consejos de administración. Una receta donde se espera que mueva ficha Indra. 

La compañía, controlada en 25% por el Estado a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), ha logrado calmar sus aguas tras una salvaje crisis interna que ha desembocado en una renovación de su consejo de administración. Los fondos comparten con el Gobierno que Indra tiene que poner el foco en el negocio de defensa y poner sobre la mesa todo su conocimiento tecnológico para ganar a franceses, italianos o británicos en programas como el Eurofighter. 

Un movimiento en esta dirección sería la entrada en el capital de ITP con la adquisición de cerca del 15%, un porcentaje que le permitiría entrar en el consejo del fabricante vasco de motores. Un movimiento que también se espera que realice Sapa, el fabricante de vehículos de defensa también de origen vasco. Sapa, que a su vez es dueño del 5% de Indra, tiene en sus manos poder comprar un paquete accionarial cercano al 20% de ITP. 

Es decir, el fabricante de motores de avión podría reunir en su capital a dos grandes empresas de defensa, al Gobierno español y al Gobierno vasco, ya que también es dueño de otro 5% de ITP.  Una forma de unir una industria de defensa española que, a diferencia de otros países, está claramente fragmentada. 

A la suma de ITP, Sapa e Indra se podría unir Navantia. Este fabricante de buques militares, que en su caso está controlado al 100% por la SEPI, está reconocido a nivel internacional como una de las empresas más punteras por contratos como los destructores de Estados Unidos fabricados en Rota (Cádiz) o las fragatas que suministra a la marina británica. 

¿Qué impacto tiene la industria de defensa? 

Un consorcio de estas cuatro empresas tendría un efecto arrastre. Un hecho que convence cuando se plantea esta idea en Moncloa. Los pequeños fabricantes de componentes o la creación de un empleo de valor a nivel industrial, están ganando peso sobre corrientes en el Gobierno más moralistas sobre el negocio de defensa. 

Los informes que se manejan es que un conglomerado de empresas 'activo' demandará empleo con un alto nivel de formación profesional. La fabricación de un motor, un dron o un misil necesita a gente con especialización. Un escenario que se alimenta con la elevada influencia que tiene ya la tecnología en esta industria. Es decir, la especialización técnica e ingeniería serán corrientes que esperan que se alimente de este consorcio. 

Una tendencia que casa con los 4.902 millones que registra el último presupuesto de Defensa, destinados a inversiones de los programas especiales de modernización. Esta inversión, según sus estimaciones, contribuirá a crear 22.667 empleos de forma directa o indirecta. 

A dicha cuantía hay que sumar los 7.923 millones que supone un aumento de las políticas destinadas a Defensa de un 25,8% y que permite avanzar hacia el compromiso alcanzado con la OTAN de destinar el 2% del PIB en 2029 a Defensa. Un aumento que, si cuentas con un tejido empresarial que funciona de forma conjunta, puede lograr que todo se quede en casa.  

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