Economía

Y Guindos hace méritos para ser vicepresidente

El ministro de Economía en funciones, Luis de Guindos, haciendo declaraciones a los medios después de que la Comisión Europea haya descartado sancionar a España

Lo consiguió. Luis de Guindos dijo en muchas ocasiones que no habría multa para España por no cumplir el déficit y acertó. Nunca cambió de postura. No flaqueó. Fue el único que dijo desde el principio que España no merecía ser multada y finalmente consiguió convencer a sus colegas europeos. “Es de sentido común”, dijo insistentemente durante las últimas semanas en las que sólo él seguía creyendo que la famosa multa nunca llegaría. Pocos le creían, pero acertó. La decisión de Bruselas tiene un claro mensaje a nivel interno de Gobierno. Mejor dicho, de la pelea por estar sentado en el próximo Consejo de Ministros, si algún día llega a desbloquearse la investidura de Rajoy.

Una pugna en la que Guindos busca su particular 'upgrade'. Convertirse en el gran 'capo' económico del próximo ejecutivo, unificando Economía y Hacienda. Con el premio añadido de ser el ganador en la fraticida pugna que ha mantenido con Montoro durante la legislatura de la crisis. El objetivo de Guindos es claro. Convertirse en el vicepresidente económico de Rajoy. O, como mal menor, ser el 'súperministro' de todo el tema económico. De ahí, su férrea pelea en Bruselas por evitar una multa que Guindos había convertido en un asunto personal.

De hecho, a pocas horas de conocer el dictamen de la Comisión, casi todo el mundo daba por hecho que finalmente habría multa. Pequeña, eso sí, pero multa al fin y al cabo. Se hablaba de una sanción de cerca de 200 millones, una cifra que no haría mucho daño a las cuentas españolas y que, al mismo tiempo, demostraría que Europa está decidida a hacer cumplir las reglas, por complicadas que sean. Pero finalmente los comisarios cambiaron de opinión.

La batalla que esta semana ha ganado Guindos empezó a librarse hace meses, cuando Bruselas constató el desvío del déficit del año 2015. A partir de ese momento, el ministro se fijó un objetivo claro: evitar la temida sanción. Ningún país había sido multado hasta ahora por no cumplir el Pacto de Estabilidad y España no podía inaugurar la lista negra de las sanciones. Había que hacer todo lo necesario para evitar ese estigma.

Guindos ha contado con aliados como Pierre Moscovici en su campaña contra la multa a España

Y empezó la lucha. Viajes, reuniones, llamadas encuentros... El ministro se encontró con algunos aliados importantes en el camino, como el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, pero también con fuertes adversarios como el conservador Valdis Dombrovskis, que acabó renunciando a la multa máxima de 2.200 millones, pero siguió pidiendo hasta el último momento algún tipo de castigo para España.

La posibilidad de una multa cogió fuerza cuando la primera semana de julio la Comisión se vio obligada a iniciar el procedimiento sancionador. Pero lo cierto es que este paso era inevitable. Guindos lo sabía y no mostró mucha preocupación cuando Moscovici y Dombrovskis lo anunciaron en rueda de prensa. “Cada día estoy más convencido de que no habrá multa”, llegó a decir el ministro en alguna de sus intervenciones públicas.

El ministro envió enseguida sus argumentos a la Comisión cuando se abrió el procedimiento

Unos días después el Ecofin, la reunión de ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea, refrendó el dictamen de la Comisión y activó definitivamente el procedimiento. Pero Guindos se mantuvo firme. Y a partir de ese momento se abrió el plazo de 20 días para que la Comisión planteara una sanción y el de diez días para que el Gobierno presentara sus alegatos. Dos días necesitó el ministro. Lo tenía previsto y estaba decidido a frenar la sanción.

“España fue uno de los países europeos más afectados por la crisis económica”. Ésta es la primera frase de los 23 folios que envió Guindos a Bruselas exponiendo sus razones. A partir de ahí, el ministro relató todas las dificultades que ha atravesado el país a lo largo de estos años y todas las reformas y medidas que se han puesto en marcha para frenar la crisis.

Puso especial empeño al detallar el impacto que ha tenido la evolución de la inflación en las cuentas públicas y al detallar las nuevas medidas que está dispuesto a desarrollar para evitar nuevos desvíos, como el cambio en el Impuesto de Sociedades para recaudar 6.000 millones más, la mejora de la lucha contra el fraude fiscal para elevar los ingresos y el adelanto del cierre presupuestario de 2016 al mes de julio para evitar gastos inesperados que disparen el déficit a última hora.

La idea de una sanción suave cogió fuerza en los últimos días, pero Guindos seguía convencido de que no habría multa

A pesar de los argumentos y las nuevas medidas que se anunciaban desde España, la idea del castigo suave siguió tomando forma. Tanto es así que casi todo el mundo acabó dando por hecho que habría multa, menos Guindos. Él siguió confiando en evitar la sanción. “No habrá multa”, dijo solo tres días antes del 27 julio, el temido día en el que la Comisión tendría que dar a conocer su veredicto.

Y el día llegó. Y, contra todo pronóstico, Guindos ganó la batalla. Tras una tensa reunión de más de tres horas, la Comisión anunció su intención de cancelar la multa y evitar la vergüenza a España. ¿Las razones? La multa no ayudará a reducir el déficit y los ciudadanos no entenderían que se multara a España tras los esfuerzos que han hecho durante los años de crisis. “Algo de sentido común”, como decía el ministro.

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