Economía

Sánchez presiona a la UE para que apruebe la ley de Inteligencia Artificial antes del fin de su presidencia

Será la primera legislación en todo el mundo que la regule. Sánchez quiere que esto suceda bajo su mandato

Pedro Sánchez
Pedro Sánchez EFE / Lavandeira.

Pedro Sánchez tiene una obsesión: que la ley de Inteligencia Artificial (IA) que se cocina la Comisión Europea sea aprobada antes del fin de la presidencia española. Una obsesión que está impulsando con fuerza en los despachos de Bruselas, tal y como ha podido saber Vozpópuli.

El mandato expira en diciembre del presente año -se inició el pasado mes de julio- y empieza a haber preocupación en el seno del Gobierno porque su aprobación se retrase al año 2024.

El pasado mes de junio el Parlamento Europeo estableció las líneas maestras de la ley y fijó una horquilla temporal que abarca desde finales de este año (momento en el que ya estaríamos) y principios de 2024. El objetivo del Ejecutivo es los tiempos se recorten al máximo para que se apruebe dentro de 2023.

"Quiere que la ley de Inteligencia Artificial sea aprobada durante su presidencia. Esto le da más relevancia al mandato. La ley de Inteligencia Artificial será la primera en todo el mundo, y de momento única en su especie", explican fuentes jurídicas desde Bruselas a este diario.

La Comisión Europea establece tres niveles diferentes en función del riesgo que presente un sistema de Inteligencia Artificial (Riesgo Inaceptable, Alto Riesgo y Riesgo Limitado). La ley intervendrá en cada caso cuando sea necesario

Sin embargo, hay que sortear varios obstáculos para que Sánchez se salga con la suya. El Parlamento y el Consejo muestran diferencias en torno a cómo tratar las aplicaciones de reconocimiento facial. Los legisladores quieren ser sumamente estrictos en este sentido, mientras los gobiernos reclaman excepciones en aras de la seguridad y para fines policiales. También están divididos sobre cómo definir exactamente las aplicaciones de IA calificadas como de “Alto Riesgo”, las más afectadas a la hora de que se aplique la ley de Inteligencia Artificial.

Sánchez es consciente del potencial que tiene España en el sector de la Inteligencia Artificial, principalmente porque el español es la tercera lengua más hablada del planeta, y esto supone muchos datos para alimentar los sistemas de Inteligencia Artificial. La información con que se alimenten es crítica para su éxito como herramienta, pero también para la comprensión entre el sistema y el humano.

Así funciona la Inteligencia Artificial

La Inteligencia Artificial, ya utilizada en diversas industrias y sectores, funciona gracias al poder de computación de los ordenadores. Son 'programas' que ejecutan acciones en función de los datos que reciben.

En base a la calidad y cantidad de información con que se alimente, más acertadas serán las decisiones que tome. Pongamos el ejemplo de un coche autónomo, sin conductor, un ejemplo válido para un futuro más o menos cercano.

El vehículo puede funcionar sin conductor porque recibe mucha información: estado de la vía, trazado, número coches en circulación, a qué distancia se encuentran, a qué velocidad se mueven... También sabe dónde se encuentran ubicados elementos del mobiliario urbano como farolas, bancos, kioskos... Tendrá localizados hasta los viandantes que caminan por la acera o cruzan un semáforo.

En caso de que está en juego la vida de una persona, la cantidad y calidad de los datos serán clave para que el vehículo pueda sortear al viandante de una forma segura, sin poner en peligro a otros ciudadanos o vehículos en circulación. Esos datos se computan, se 'piensan', en la nube, donde el algoritmo, con toda la información recibida, decide qué hacer al respecto.

¿Cómo se regula la Inteligencia Artificial?

La regulación de la Inteligencia Artificial pretende establecer unas bases legales para controlar cómo está construido o desarrollado un algoritmo, a fin de conocer los motivos por los que toma las decisiones que toma. Bruselas obligará a as empresas a que sean transparentes con los mismos; la UE tendrá acceso a las tripas de los mismos.

De igual forma, se analizará la información o los datos con los que sean alimentados. Un análisis que correrá a cargo humanos -la Inteligencia Artificial puede auditarse a sí misma-. Si se alimentan con información o datos tendenciosos o falsos se pueden generar sistemas de Inteligencia Artificial con sesgo racista, violento o sexista, por poner varios ejemplos.

"La prioridad del Parlamento es garantizar que los sistemas de IA utilizados en la UE sean seguros, transparentes, trazables, no discriminatorios y respetuosos con el medio ambiente. Los sistemas de IA deben ser supervisados por personas, en lugar de por la automatización, para evitar resultados perjudiciales", explican desde la Comisión Europea.

La Comisión Europea establece tres niveles diferentes en función del riesgo que presente un sistema de Inteligencia Artificial (Riesgo Inaceptable, Alto Riesgo y Riesgo Limitado). La ley intervendrá en cada caso cuando sea necesario.

Más información

Exit mobile version