Editorial

Una vez más, independentismo con el dinero de todos

Toda la maquinaria del Gobierno catalán, al servicio de la secesión, quiera o no la sociedad. ¿Qué hay que consultar, entonces?

Pese a que el periodo semi vacacional que ha comenzado este fin de semana invitaba a cierto solaz mental, que bien ganado se lo tiene la sociedad española, ayer apareció el presidente del Consejo Asesor para la Transición Nacional, Carles Viver i Pi-Sunyer, a argumentar los escenarios de la independencia de Cataluña. Viver es ex magistrado del Tribunal Constitucional durante 9 años y para más inri, está condecorado con la Gran Cruz de Isabel la Católica y la Orden al Mérito Constitucional.

En el adn nacionalista aparece grabada a fuego lento la característica de resultar cansino con sus semejantes hasta la extenuación (vulgo: dar la matraca) y esta vez no iba a ser una excepción.

Viver intentó minimizar o relativizar todas las consecuencias estructurales que se cernirían sobre Cataluña en un proceso secesionista. Más allá de la credibilidad que pueda merecer el veredicto de una entidad claramente de parte, como es este Consejo de la Transición, lo dramático es que su ponencia se desarrolló en el Palau de la Generalitat, sede de la presidencia del Gobierno catalán, representante del Estado en esa comunidad.

Brazo ejecutor

Este Consejo se ha creado bajo el Govern de Artur Mas, por lo que la machacona consulta, defendida sólo como especie de encuesta para conocer qué piensa la ciudadanía catalana sobre la separación, ya tiene su brazo ejecutor, pagado con el dinero de todos. ¿Qué es lo que hay que consultar, entonces? 

Por supuesto, también ayer se pagó con el dinero de todos el Palau de la Generalitat, para la celebración de este acto dedicado a fines claramente propagandísticos y sectarios, por cuanto defendía un proceso totalmente rupturista tanto con la Constitucdión, como con nuestro ordenamiento jurídico, con el resto de la sociedad española y con una gran parte de la catalana, ignorando por completo lo que piensan los que no están de acuerdo.

Conviene recordar una vez más, y todas las que sea necesario, que Artur Mas perdió 12 diputados en las pasadas elecciones autonómicas y que hay más de 1,2 millones de votantes no secesionistas, detalle nada anecdótico que se puede comprobar con una simple suma de los votos conseguidos por PP, PSC, C´s y PxC de entonces.

Cataluña cautiva

Una vez más, ayer afloró esa Cataluña totalmente cautiva de unas élites manipuladoras, que se erigen en portavoces, cuando no dueñas, del sentir popular y que actúan cuando menos rozando la prevaricación, puesto que utilizan los caudales públicos en beneficio propio.

Cataluña, antaño motor industrial de España, adolece ahora de unas enormes carencias en materia de transparencia. La sombra de la duda, cuando no la propia constatación de la corrupción, se cierne sobre esas élites dirigentes, que podrían incluso denominarse familias, que pretenden guiar a la nación catalana a un futuro supuestamente glorioso, mediante el artificio de culpar de la crisis y los recortes que sufre la región al Madrid expoliador, concepto que ha llegado a calar de manera capilar en la sociedad.

Estamos ante un auténtico drama, un proceso delirante que los catalanes, sean del color que sean, han de tragarse con cucharón. Pero lo peor de todo es que, sobre lo ya mentado, no hay que olvidar que toda esa campaña, esos actos, esas iniciativas, esos mensajes, están pagados con fondos públicos. Con el dinero de todos los españoles. La aparición del señor Viver ayer fue costeada por quienes están a favor de la secesión y quienes no lo están. Igual que los bonos patrióticos, amortizados por el Fondo de Liquidez. Separatismo a costa del contribuyente. Otra ronda de secesionismo, que la pagamos todos. Y, hasta ahora, sin rechistar.

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