¿Entendieron algo los colegas extranjeros de las explicaciones que ofreció Montoro en la presentación de los Presupuestos Generales del Estado? Porque si les costó a los españoles entender muchas de las cosas que dijo, o más bien no dijo, miedo da pensar cuáles fueron las conclusiones que sacaron los periodistas de los medios extranjeros.
Montoro, que es un maestro en el arte de hablar mucho para no responder nada, dio muestras ayer de nuevo de este don suyo a la hora de exponer los Presupuestos más restrictivos de toda la democracia. Es cierto que el auditorio debía imponer. Pocas veces ha habido tanta expectación, tanta presencia de medios, incluidos muchos extranjeros. La radio televisión holandesa ofreció en directo la rueda de prensa a su audiencia; se quedaron con ganas de preguntar medios italianos mientras que los periodistas franceses hablaban de nuestro país como si el rescate estuviera a la vuelta de la esquina.
Tal era la presión mediática, --por otro lado, previsible dada la importancia de las cuentas presentadas ayer--, que Montoro y Soraya Sáenz de Santamaría se escabulleron por la puerta falsa al término de su comparecencia. Llamamos puerta falsa a la que hay, disimulada, en el panel posterior a la mesa a la que se sientan los comparecientes y que fue un invento de los últimos años de los Gobiernos de González. Esta permitía entrar y salir de la sala sin tener que pasar entre los periodistas. Pero nunca volvió a usarse... hasta ayer.
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