Elena Pisonero es, desde hace poco más de un mes, presidenta de Hispasat. Pero su llegada al operador de satélites con capital público tuvo un cierto tinte rocambolesco, de tal modo que la ex secretaria de Estado de Comercio no tomó el relevo directamente de la anterior presidenta, Petra Mateos.
En una maniobra con todos los tintes de la improvisación, el Gobierno decidió que Pisonero debería estar al frente de Hispasat después de la dimisión de Petra Mateos a finales del mes de febrero. Sin embargo, la que también fuera embajadora de España ante la OCDE no formaba parte del consejo de administración de la empresa de satélites, con lo que tuvo que llevarse previamente a cabo su nombramiento como consejera.
Sin embargo, con este movimiento lo que quedaba vacante era la presidencia puesto que Mateos había presentado su dimisión antes de que el Ejecutivo decidiera dejar de contar con ella. Para cubrir provisionalmente el hueco, Hispasat nombró presidente interino a Francisco Reynés, número dos de Abertis, a la sazón, el primer accionista de la compañía, que reforzó además su posición tras adquirir un paquete accionarial a Telefónica.
Después de quince días de interinidad forzada, Reynés abandonó uno de los cargos más efímeros de su historia empresarial para que, ahora sí, pudiera tomarlo Elena Pisonero. Y es que determinadas cuestiones conviene planificarlas con una cierta prudencia en lugar de recurrir a herramientas tan socorridas como el dedazo y la improvisación.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación