Hubo una época, época pre-Sánchez, en la que el PP y el PSOE trabajaban para favorecer que el candidato más respaldado en las urnas llegará a Moncloa. Ahora, los socialistas -o mejor dicho los sanchistas- trabajan para que Puigdemont y compañía catapulten al jugador de básquet de Tetúan de nuevo a la presidencia. Hubo una época en la que los socialistas -que no sanchistas- respetaban la opinión de los padres de la democracia, jamás se esperaría que figuras como Nicolás Redondo, Felipe González o Alfonso Guerra fueran tratadas de "desleales", ¿o ese era Sánchez?
El caso es que el PSOE palpita al ritmo del balón de su secretario general y el aficionado que se atreva a celebrar una canasta del equipo rival será sacado a golpes del estadio. El presidente del Gobierno en funciones no solo se aferra al cargo, también busca imponer una disciplina de partido: todos para uno (Sánchez) y ninguno para nadie.
Y sí, hubo una época en la que el dogma del actual líder del PSOE no era escuchado, en la que 66 diputados socialistas desoyeron la opinión de Sánchez y se abstuvieron para "desbloquear la formación de gobierno", permitiendo que Mariano Rajoy fuera presidente en 2016. Sánchez escuchó entonces el mensaje de los socialistas -en ese momento no tan sanchistas- y dimitió como secretario general.
Tres años después, figuras como José Luis Ábalos, Patxi López o Adriana Lastra apelaron "al momento de la reciprocidad" y pidieron al PP de Casado que se abstuvieran para dejar gobernar al PSOE y no ir a otra repetición electoral. "Si no sois capaces de formar una mayoría de investidura con más votos que nosotros, sería razonable que os abstuvierais sin condiciones, como hicimos nosotros. No os pedimos que asumáis nuestros valores o apoyéis nuestras políticas. Os pedimos que no bloqueéis la formación de gobierno. No os pedimos la abstención a favor de un gobierno socialista. Os pedimos que os abstengáis para que España tenga un gobierno. No os pedimos que hagáis nada que no hayamos hecho antes nosotros", decían los socialistas en su carta.
416412796 Un Camino Dificil y Honorable 1 by Cristina Garcia on Scribd
Ahora, tras la 'pandemia Sánchez', los socialistas se echan las manos a la cabeza al escuchar discursos como el de Juanma Moreno que llama a la "rebelión" de los socialistas para facilitar la investidura de Feijóo sin los independistas. Los sanchistas -que no socialistas- entre los que se encuentra la vicepresidenta en funciones, Yolanda Díaz, afean al dirigente andaluz y otras voces 'populares' por el llamamiento y les acusan de alentar un nuevo 'tamayazo' e incitar al transfuguismo.
"Tránsfugas", ¿es así como Sánchez catalogaría en 2016 a aquellos que favorecieron la investidura de Rajoy? No, claro. Porque lo que hicieron los socialistas fue defender "el espíritu de la Constitución de 1978" y es que según detallaban los socialistas -de los cuales algunos estuvieron en el Gobierno de Sánchez- "ese espíritu" les "obligó a los demócratas a encontrar una salida en 2016", y en 2019 debía obligar a los 'populares' a hacer lo propio por su secretario general. "No fue una abstención negociada a cambio de algo, no nos abstuvimos para que gobernara Rajoy, sino para que España tuviera un gobierno", dictaba el texto.
Hasta la víctima del histórico 'Tamayazo' en Madrid, Rafael Simancas, pidió a los parlamentarios del PP su abstención, porque si es para llevar a Sánchez a la Moncloa no es 'tamayazo' es recuperar "parte de la cultura política que hizo posible la Transición y que inspiró nuestra Constitución". Y es que "en política es tan importante lo que se dice como quien lo dice". No quieren a otro gallego al frente del Consejo de Ministros, ya le dieron la presidencia a uno.
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