Se nota que Ana Botella está de salida y se corta poco o nada a la hora de decidir a qué actos o eventos asociados a su cargo de alcaldesa acude. Su agenda de este martes pasará a los anales de la Historia por el descaro con el que la esposa del ex presidente Aznar volvió al Madrid Arena, triste escenario de la tragedia de la madrugada del 1 de noviembre de 2012, para gozar de las buenas tapas de la feria gastronómica Millesime después de no haber acudido a la presentación de la carrera contra el cáncer para evitar las preguntas de los periodistas sobre el ébola.
Fue una mañana muy complicada, pero a la vez placentera, para la alcaldesa. Tenía previsto acudir a primera hora a la presentación de la primera edición en Madrid de la carrera “AECC en marcha contra el cáncer”, una iniciativa con la que la Asociación Española Contra el Cáncer busca unir la práctica del deporte con la oportunidad de contribuir con la investigación contra todos los tipos de cáncer.
El acto tuvo lugar el Palacio de Cibeles e iba a ser presidido por la edil, que en el último momento decidió no acudir para evitar las preguntas de los periodistas sobre el caso de contagio de ébola de la enfermera Teresa Romero.
Envió al acto a su concejala de Deportes, Patricia Lázaro, generando cierto malestar entre algunos de los presentes por la importancia del apoyo institucional a un evento tan importante y solidario como éste.
Botella se las prometía felices por haberse librado de los periodistas por la mañana y pensó que en la Feria Gastronómica Millesime no habría plumillas. Sí que había y tuvo que salir huyendo no sólo para evitar preguntas sobre el ébola, sino quizá peor aún, las que le podrían haber caído encima por el hecho de irse de fiesta gourmet al escenario en el que dos años antes fallecieron cinco chicas jóvenes tras la avalancha humana en una sesión de música electrónica en Halloween.
Ya en su día se fue a disfrutar de un lujoso spa en Lisboa cuando una de las jóvenes estaba al borde la muerte y este martes se le vio disfrutar a lo grande de las tapas gourmet de chefs de alto standing. Disfrutó de ostras, tapas de caviar y champán francés en su recorrido por los stands y evitó las preguntas de los periodistas.
Algunos invitados al acto se preguntaban en los corrillos posteriores cómo Botella se pasaba por un recinto en el que tuvo lugar una tragedia en la que el propio ayuntamiento fue responsable, como titular de la instalación de, al menos, no supervisar las actividades del empresario Miguel Ángel Flores (sin licencia de actividad, sobreventa de entradas…).
Botella comió rápido y se fue del Millesime por los pasillos por los que hace dos años corrían despavoridos los jóvenes que provocaron la avalancha humana del Madrid Arena.
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