La democracia está en peligro en la Asamblea de Madrid cada vez que un vaso de agua se cae en los escaños de los señores diputados. Increíble pero cierto. Los ingenieros que diseñaron el sistema de votación de la Cámara regional madrileña olvidaron que el agua cortocircuita las instalaciones eléctricas y cada vez que se derrama un vaso sobre la mesa de la Cámara, el agua se filtra, estropeando el recuento automático de votos.
La nueva presidenta, Paloma Adrados, ha decidido que no se puede continuar dependiendo de que se caiga un vaso para tener que votar a mano alzada
En el pasado se llegó a prohibir la entrada de botellas en el hemiciclo, lo cual provocó, en sus tiempos, la protesta de la misma Esperanza Aguirre, por lo que se volvió a autorizar el líquido a sus señorías. Y es que el problema no es nuevo, pero la Cámara lleva tres legislaturas gastando lo mínimo y los anteriores presidentes tenían tal miedo a ser criticados por invertir en un nuevo sistema de votación que se llegaron a pedir presupuestos para evitar esa avería. Algunos, ofrecían resolver el problema por 600.000 euros.
La nueva presidenta, Paloma Adrados, ha decidido que no se puede continuar dependiendo de que se caiga un vaso para tener que votar a mano alzada. Para su nueva misión ya tiene un estudio sobre la mesa para cablear todo el hemiciclo y que unas gotas de agua no paralicen una votación. Pero de momento la cosa seguirá igual: como la obra exige nuevos cableados no se hará de forma inmediata y se esperará al verano para aprovechar las vacaciones de sus señorías para poder levantar los escaños y colocar los nuevos sistemas de votación automática.
Además, la nueva Ejecutiva buscará presupuestos más baratos, con el fin de que estos no supongan un coste tan abultado como el que ofrecieron algunas empresas en anteriores legislaturas.