Los consultores de Oliver Wyman no sólo tienen que sufrir este año los calores de trabajar en agosto en Madrid. Aunque parezca increíble dado el tamaño del caserón del Banco de España sito en Cibeles, también están padeciendo los rigores de la falta de espacio.
Nos cuentan que unos 25 de ellos tienen su sede cuasi permanente en el organismo supervisor. Y que están en una sala más bien pequeña, prácticamente hacinados. Estos aprietos se suman a los que ya de por sí experimentan porque sus pruebas de estrés marchan con retraso, en parte debido a que las auditoras han tardado más de la cuenta en pasarles sus números.
¿Será que el caserón de Cibeles se ha quedado pequeño para tanto trabajo? ¿O simplemente la forma que tiene el Banco de manifestar su resentimiento porque en la institución no ha gustado nada que se externalicen unas funciones que bien podían hacer ellos?
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