Pablo Casado se vio este miércoles en Madrid con el ex candidato lendakari y ex presidente del PP vasco, Alfonso Alonso, hoy en la consultora Acento junto al ex ministro socialista José Blanco, para recuperar una relación rota desde que, hace nueve meses, Casado defenestrara a Alonso a cuenta del pacto entre populares y Ciudadanos que, a día de hoy, la Dirección Nacional del partido admite que "no funcionó", aseguran fuentes de la misma.
Aquella ruptura fue muy tensa y devino en el nombramiento de Carlos Iturgáiz para sustituirle, pero ambos están decididos a hacer borrón y cuenta nueva. Lo más curioso es que ambos hayan acabado muy enfrentados a la tercera en discordia, la ex portavoz del Grupo Popular en el Congreso Cayetana Álvarez de Toledo, a quien en el PP vasco no perdona haber acusado en plena precampaña electoral a los populares vascos de tibieza contra el nacionalismo.
Sus palabras hicieron correr ríos de tinta y consumieron horas de tertulia, en las que intervino hasta el ex portavoz del Grupo Popular en el Parlamento Vasco Borja Semper para recordar a Álvarez de Toledo que "mientras algunas caminaban sobre mullidas moquetas, otros nos jugábamos la vida defendiendo la Constitución".
Los resultados de esa coalición encabezada por Carlos Iturgáiz no solo fueron catastróficos -bajaron de 9 diputados a seis- sino que Casado vio como su 'bestia negra¡, Vox, entraba en el Parlamento Vasco
Pero lo que, sin duda, torció definitivamente la relación entre el presidente del PP y el barón vasco fue el empeño de Pablo Casado de pactar con Ciudadanos una coalición electoral para las elecciones del 5 de abril, luego retrasadas al 12 de julio, que diera pie a lo que se llamó inicialmente la plataforma España nos une.
Así como el presidente del PP gallego, Alberto Núñez Feijóo, se negó en redondo, Alfonso Alonso también porque temía lo que finalmente ocurrió, que C's no aportara ningún valor añadido en el País Vasco ya que es practicamente inexistente, pero su debilidad política hizo que Génova impusiera su criterio y le obligó a aceptar la pretensión de Inés Arrimadas de que personas de su confianza integraran los número dos de las listas en Vizcaya, Álava y Guipúzcoa.
Los resultados con ese pacto encabezado por Iturgáiz no solo fueron catastróficos en sí -bajaron de nueve diputados en el Parlamento Vasco a seis, uno de C's- sino que, además, Pablo Casado vio como su bestia negra, Vox, entraba en el Hemiciclo de Vitoria por vez primera en cuarenta años de democracia por efecto de la división del voto en el centro-derecha constitucionalista vasco.
Tanto Alonso como Borja Semper y toda aquella generación que el sector más próximo a Jaime Mayor Oreja y María San Gil llamó despectivamente el PP pop está hoy retirado de la primera linea de la política y trabajan en la empresa privada.
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