La trama se urdió en la primera quincena de julio de 2011. El lunes 4, el consejo de administración de Vocento, editor del diario ABC, confirmaba la salida de su primer ejecutivo, José Manuel Vargas, tras algo más de tres años al frente del grupo editorial controlado por las familias Ybarra, Luca de Tena, Urrutia y Bergareche. Mucho antes de que la salida de Vargas se consumara, Vocento había puesto sobre la mesa de Antonio Fernández Galiano, consejero delegado de Unidad Editorial (Unedisa), una suculenta oferta para cambiar de aires, para pasar, en definitiva, de un grupo editorial a otro.
La propuesta era tentadora: presidente ejecutivo del grupo editor de ABC y de las principales cabeceras de prensa regional española. Galiano voló el jueves 7 de julio a Italia, para tratar el asunto con la cúpula directiva del italiano RCS Media Group (la antigua Rizzoli), matriz de Unedisa y editora del diario Corriere della Sera, a quien expuso su situación. Conviene decir que la felicidad de RSC con su aventura española era ya entonces perfectamente descriptible teniendo en cuenta los malos resultados de Unedisa, que, tras su inversión en Recoletos y la ruinosa incursión en el negocio de la TDT, había llevado la deuda total del grupo hasta los 1.300 millones, con la cuenta de resultados en números rojos.
Solo Galiano sabe lo que pasó en la reunión de Milán, aunque es fácil imaginarlo. El resultado es que el aludido regresó a Madrid dispuesto a comunicar a los directivos de Vocento su intención de rechazar la oferta y continuar en Unedisa. Pero Diego Alcázar, a la sazón presidente de Vocento y alma mater del pretendido fichaje, le echó más carne al asador, se supone que también más dinero, y de nuevo Galiano volvió sobre sus pasos para decir “sí, quiero” a los editores del diario monárquico.
A media mañana del jueves 14 de julio del citado 2011, el acuerdo quedó cerrado y sellado en todos sus puntos, es decir, sueldo, equipo, plazos… La salida de Galiano arrastraba también la de Alejandro de Vicente, responsable de Publicidad de Unedisa y uno de los ejecutivos de la especialidad mejor valorados en el mercado. Lo que casi nadie sabe, lo que nunca se supo es que, como parte de los acuerdos, Galiano viajaba a Vocento con nuevo director bajo el brazo para el ABC: ni más ni menos que Casimiro García-Abadillo, vicedirector del diario El Mundo y hombre a la sombra siempre de Pedro J. Ramírez.
Fernández Galiano puso una sola condición aquel 14 de julio: que entre las 12 de mediodía y las 5 de la tarde no se produjera ninguna filtración sobre el cierre del acuerdo. ¿Motivo? Quería ser él personalmente quien en Milán explicara con detalle a los directivos de Rizzoli los motivos que finalmente le habían llevado a abandonar Unedisa y aceptar la oferta de Vocento. Y esas 5 horas eran el tiempo necesario que necesitaba para volar a Milán y cumplir con su deber de caballero.
Alguien se apresura a filtrar la noticia para frustrarla
Craso error. Alguien se apresuró a filtrar la nueva con la obvia intención de torpedear el fichaje. ¿Quién? En realidad había bastante gente en el consejo de Vocento -una jaula de grillos mal avenida, con las distintas familias en permanente disputa- interesada en que el asunto no saliera delante, empezando por las hermanas Luca de Tena, que temían que el nuevo hombre fuerte del grupo llegara dispuesto a cerrar el ABC, aunque hay también quien apunta al accionista Víctor Urrutia.
El caso es que a la hora de la comida alguien había llamado a Pedro J. poniéndole al corriente de lo que ocurría, tras lo cual Pedro J. se apresuró a telefonear a Milán para avisar a los patrones de RCS Media Group, de modo que cuando Fernández Galiano llegó a la Piazza del Duomo se encontró con el pastel al descubierto. Aquella noche del jueves 14 de julio de 2011 tenía lugar en el Palacio de Cibeles de Madrid la presentación oficial de Kiosko y Más, el quiosco digital que aglutina la mayor oferta de prensa española, con Prisa y Vocento como socios de referencia. Un festejo por todo lo alto.
Y dicen las crónicas que a los leales consejeros de Vocento presentes en la fiesta se les congeló el canapé en la boca –no a los chivatos, obviamente-, porque aquella misma noche Alcázar se vio en la obligación de informarles que Galiano le había llamado francamente indignado para protestar por el hecho de que los ricos socios del grupo no hubieran sido capaces de mantener un secreto durante 5 míseras horas, rompiendo así el compromiso alcanzado. Dicen los amigos de Galiano que el episodio sirvió para abrirle los ojos sobre los riesgos de sentar sus reales en grupo tan complicado como Vocento.
De aquella ruptura surgió rocambolesco, a rey muerto rey puesto, el fichaje de Luis Enríquez, el segundo de Galiano en Unidad Editorial y el hombre que estaba llamado a ocupar la consejería delegada de Unedisa de haberse producido la marcha de su jefe, como primer ejecutivo de Vocento. Enríquez es, en efecto, su actual consejero delegado, mientras que García-Abadillo, por su parte, acaba de ser agraciado con la pedrea de dirigir El Mundo tras la salida del cargo de Pedro J. Así es la vida y así se escribe la pequeña historia de las cosas.
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