Es cierto que a los accionistas de una empresa cotizada no los elige uno, sino que se los adjudica el mercado. Pero también es verdad que si algunos pudieran hacerlo, seguro que eliminarían a más de uno de los que aparecen en la lista de propietarios de participaciones de su compañía. Al final, la única solución es esperar a que el tiempo, los vaivenes de la Bolsa o la Justicia terminen borrando esos lunares accionariales que, cuando se salen a la luz, dan mala imagen a la sociedad. Es lo que va a pasar en los próximos días con el todopoderoso Banco Santander y ese pequeño accionista llamado Special Events SL, una empresa que a muchos no les dirá nada, pero que el lector comprenderá rápidamente lo incómodo de su presencia cuando este Buscón le desvele que es una de las piezas clave de la 'trama Gürtel'.
La red presuntamente liderada por Francisco Correa tenía 1.822 títulos del Banco de Santander cuando comenzaron las detenciones en febrero de 2009 y ahí han seguido todos estos años. Sin embargo, el pasado 31 de julio, el último día de trabajo del juez Pablo Ruz antes de irse de vacaciones, éste dictó un auto en el que autorizaba al administrador judicial de la veintena de empresas que componían la trama societaria de la red a vender estas participaciones. ¿Por qué? Muy sencillo, en los más de cuatro años que lleva instruyéndose el sumario, la Justicia ha estado obligada a mantener 'vivas' todas estas compañías, a pesar de que su volumen de negocio desde que cayó la Gürtel es 'cero coma cero'.
Con gastos fijos todos los meses, los administradores designados por la Audiencia Nacional para enfrentarse a tal juego de malabares no les queda más remedio que ir vendiendo poco a poco los bienes de las empresas y, de ese modo, pagar desde el recibo del agua, hasta los alquileres de las oficinas, los impuestos o, simplemente, los almacenes donde se amontonan la documentación interna de las mismas... que tanta información y alegrías ha proporcionado a los investigadores. De hecho, el papeleo originado por la dirección judicial de estas empresas ocupa ya en el sumario 25 tomos dedicados en exclusiva a ello. Tomos en los que se detallan los apuros económicos por los que día a día pasan los responsables de mantener a flote estas sociedades inactivas hasta que la Justicia decida por sentencia qué hacer con ellas.
Pisos, coches y acciones
La situación ha obligado a poner a la venta en los últimos meses 12 propiedades en una urbanización de lujo Sotogrande o enajenar un vehículo Audi A8 por sólo 3.500 euros, ademas de otros variopintos bienes. Entre ellos, las participaciones que Inversiones Kintamina SL, una de las empresas de la trama, tenía invertidas en una sociedad especializada en lucha contra el cáncer para blanquear. Fueron liquidadas en noviembre del año pasado por 120.000 euros. Con aquel dinero, los administradores pudieron pagar 67.200 euros de impuestos, 28.000 euros de gastos de comunidades, 8.300 euros del finiquito de un trabajador, 6.600 de la minuta del abogado y procurador, dos meses de alquiler de una nave donde se guardan bienes de las empresas, 4.200 en obras urgentes en viviendas y 1.500 euros más de gestoría. En poco tiempo se esfumó todo el 'cash' obtenido.
Pero el sumario sigue sin cerrarse, los gastos continúan y los administradores judiciales siguen dándole a la calculadora para saber qué vender y qué pagar. Por ello, el pasado 26 de julio enviaron el escrito al juez Ruz para transmitir el paquete de 1.822 acciones del Santander (poco más de 12.000 euros en su cotización de ayer) y otro de 501 títulos de Service Point Solutions SA (75 míseros euros) y así "dotar de una mínima liquidez" al grupo de empresas de la trama Gürtel. La Fiscalía dio el visto bueno, el magistrado ya lo ha autorizado y sólo queda encontrar un comprador. ¿Le interesa a alguien aunque hayan pasado por las manos del turbio Correa? Seguro que Emilio Botín se lo agradecerá.
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