"¿Son ellos?", se preguntaban algunos de los comensales de la marisquería. Lo eran. En efecto. José Luis Rodríguez Zapatero y José Bono, dos de los mayores conspiradores del viejo PSOE, degustaban unos productos de la mar en la tranquilidad de una muy notoria, aunque discreta, marisquería de la localidad madrileña de Meco, en el Corredor del Henares. Eran vísperas de la reunión de la Gestora socialista en la que su presidente, Javier Fernández, abría afanosamente el camino a la abstención. Zapatero y Bono, mano a mano, degustando mariscos en un local ajeno a los circuitos políticos que, para más inri, lleva por nombre Sánchez. Esto es, "Marisquerías Sánchez". Excelente local, espléndido género.
Nadie duda de que ambos personajes, unidos por diversos negocios en países lejanos, abordarían durante su largo almuerzo en casa Sánchez el tema de Sánchez, Pedro, exsecretario general, ahora decapitado y recién llegado de sus vacaciones de Los Ángeles (California). Un oyente de esRadio telefoneó a Dieter Brandau para desvelarle la novedad, de acuerdo con lo que ha sabido este Buscón. Zapatero y Bono, mano a mano.
El primero, expresidente del Gobierno, pasa por ser uno de los principales cerebros de la operación 'derribar al soldado Sánchez'. Activo hasta lo impensable, afilado, implacable, Zapatero se la tenía jurada a su sucesor desde hace tiempo. Es decir, desde el momento mismo en que Sánchez, apenas poner los pies en el despacho principal de Ferraz, apoyó la derogación de la reforma del artículo 135 de la Constitución sobre estabilidad presupuestaria. Una bofetada que Zp no perdonó. Bono tampoco aparecía entre los amigos de Sánchez. Fue el cacique manchego quien organizó una cena con Pablo Iglesias, a la que asistió Zapatero, sin que Sánchez tuviera conocimiento de ella.
La orden de ejecución
Felipe González dio la orden de 'ejecutar' a Sánchez desde Iberoamericca, en una entrevista en la Ser. El territorio estaba muy propicio. Zapatero, dicen en el socialismo madrileño, ha tenido mucho que ver. Bono, por lo demás, es el principal experto en urdir estrategias ocultas, sinuosas y traviesas del PSOE. En la marisquería Sánchez posiblemente hablaron de cómo orientar el voto del Comité Federal hacia la abstención. "Seguro que había navajas en el menú", comentó Luis del Pino, fino analista. "Y algún percebe", añadió.
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